La llegada de Luis Fernando Suárez como seleccionador nacional supone una apuesta realizada por la dirigencia federativa de cara a la fase finalísima para clasificar al Mundial Qatar 2022… una apuesta que podría ser buena, pero que es tardía.
No significa con ello que Suárez no pueda guiar el rumbo del combinado hacia el Mundial, significa que, como siempre en la historia de nuestro fútbol, los procesos no se sostienen, son frágiles o no existen. El común denominador es cambiar el técnico una y otra y otra vez.
Luis Fernando Suárez ha estado en el horizonte federativo… por razones que no conozco, no se eligió antes. Se escogió, por ejemplo, a un Gustavo Matosas, aunque en nada se parezcan los perfiles de estos dos entrenadores.
Esa es una de las grandes interrogantes que siempre he mencionado: la falta de perfil, de planificación, para escoger algo que se adapte a nuestro fútbol. ¿Cuál es nuestro estilo de juego?, ¿con qué escuela futbolística nos ha ido bien?, ¿tenemos estilo?
Estas preguntas son parte de lo que una Federación centenaria ya debería haber respondido, no con palabras, sino con hechos. Con 100 años de fútbol federado debería haber ya un poco de madurez, pero no existe. No hay estabilidad, no hay visión clara. Hoy puede haber al frente de la Federación entrenadores ticos con experiencia, o podemos dejar en manos de argentinos las divisiones menores (como cuando estuvo “Popeye” Herrera).
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La ruta elegida por la Federación es una buena apuesta, repito, pero lamento que sea tardía, que hubiera tanta cabezonada para sostener un “proceso” que no iba para ningún lado.
Lo mismo ocurre con la Selección Mayor: hoy puede llegar alguien como Suárez que a su haber tiene dos mundiales (no es cualquier país el que tiene un técnico con tanta trayectoria y aún vigente en sus filas). A como puede llegar cualquiera otro sin atestados y que se aburre fácil.
La ruta elegida por la Federación es una buena apuesta, repito, pero lamento que sea tardía, que hubiera tanta cabezonada para sostener un “proceso” que no iba para ningún lado.
En su momento apoyé a Rónald González. Creí que, siendo nacional, que ha sido una fórmula que nos ha dado éxito, podía entender mejor nuestra idiosincrasia, además de que tenía cierta ventaja pues al haber sido tantas veces interino, podía conocer mejor lo que había adentro del combinado. Al final, no hubo click, pero se sostuvo largos meses sin ninguna explicación, mas que la económica como dije en otro momento.
Volviendo a lo de Luis Fernando Suárez. Se habla de que el otro candidato en la recta final para asumir la alicaída Selección era Alexandre Guimares. Nacional. Otro técnico con dos mundiales a su cargo. Era mi favorito en este momento.
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Palabras más, palabras menos, algunos le siguen cobrando a “Guima” ser un técnico exitoso, el único que ha clasificado dos veces a Costa Rica de forma consecutiva a los mundiales mayores, y, curiosamente en dos procesos que tuvo que llegar a apagar incendios, como le toca hoy a Suárez. Repito, esta característica es de siempre en nuestro fútbol. Al rato en 100 años cambie la tradición.
“Guima” igual que Suárez está más que activo, hace pocos meses alzó el cetro en un fútbol más que competitivo como el colombiano. Pero, bueno, para algunos es pecado ser costarricense y ser ganador.
Volviendo a Suárez, tiene el conocimiento del área, sabe que viene a una región más que compleja como la de CONCACAF. Ya veremos si suma su tercer Mundial, que, más allá del dinero que pueda ganar hoy, él también hace una apuesta porque sabe que clasificar con Costa Rica a un Mundial es una opción.
En ambos casos, para la Federación y para Suárez, la apuesta tiene sentido… ya seguiremos comentando.
