Nuestra queja es recurrente. Es cierto. Pero habrá que seguir insistiendo en ello hasta que se haga algo.
Los formatos de campeonato que ha venido utilizando la Unafut, son un desastre. No ayudan al desarrollo de nuestro fútbol.
Los dirigentes se equivocan cuando piensan que todo se resume a jugar partidos. El fútbol hoy es una industria, y debe verse como tal. La meta debe ser la profesionalización del fútbol, y eso pasa por muchas áreas, más allá de simplemente salir a correr detrás de un balón en un campo de juego.
La profesionalización toca, entre otras, el área de la preparación física. Y no se conoce a la fecha ninguna fórmula que permita un apropiado manejo de este tema, con un calendario tan cargado como el nuestro.
Para muestra, un botón: se acaba de dar a conocer el calendario del Campeonato Clausura 2019. Se van a jugar 11 fechas en 34 días. Y eso que en ese período también habrá un partido de la Selección Nacional, con una base de jugadores del medio local.
El torneo comprende juegos en 13 fines de semana y nueve jornadas de media semana. Solo queda un miércoles libre para eventuales reprogramaciones; salvo que los equipos que van a la Concacaf Liga de Campeones queden eliminados en la primera ronda. Así no funciona esto.
El problema comienza con el formato. Amén de que se juegan dos torneos por año calendario, cada uno comprende 28 fechas. A eso se debería agregar al menos cuatro semanas de descansa y otras cuatro de pretemporada, más dos o tres semanas entre torneo y torneo.
Si esto último, que es criterio científico, se aplicara, estaríamos hablando de un calendario de 67 semanas.
Yo, particularmente, soy del criterio de que en las fechas Fifa no debería jugarse campeonato. Así se hace en los países que tienen un fútbol más profesional. Y deberíamos copiar eso. Pero, supondría otras seis semanas en el calendario. Con eso subimos a 73 semanas.
No hay una manera racional de acomodar eso. Lo peor es que los representantes de los equipos, que son los asambleístas de la Unafut, son quienes aprueban estas aberraciones. Y cuando lo hacen, salen contentos. Pero luego se molestan cuando sus equipos empiezan a sufrir las consecuencias de tanto desastre.
Y, encima, están pensando introducir un Torneo de Copa. Da la sensación de que la premisa es hacer todo lo posible por terminar con el fútbol nacional.
