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Controversia

Los nuevos retos que se le vienen al fútbol femenino costarricense

El fútbol femenino costarricense enfrenta un momento crucial y los dirigentes deberán tomar medidas para ajustarse a la nueva realidad que vive esta disciplina en la región.

La transformación de la eliminatoria mundialista mayor -lo cual se conocía desde hace varios meses- a lo que se une ahora la incorporación de la Copa Oro Femenina con una previa similar a la Liga de Naciones masculina, exige que se revisen, de inmediato, algunas cuestiones en la Liga Promérica Femenina de fútbol.

Además, urge que la Liga de Ascenso y las divisiones menores vuelvan a la competencia, como parte de un proceso destinado a retomar la formalidad, pero, sobre todo, a ampliar el espectro de jugadoras en la alta competencia.

Ahora que la Selección Mayor va a sumar más partidos clase A me parece fundamental que se valore volver a 10 equipos en la primera división. Tengo claro que se redujo a 8 porque algunos equipos no daban la talla y eso afecta la competencia.

Pero, hoy en día, con tantas jugadoras extranjeras que han llegado a nuestro fútbol, se redujo el margen para las nacionales, y eso recorta el espectro de elegibles para la Selección Nacional. Porque, también, se ha reducido el número de jugadoras costarricenses en el fútbol internacional con respecto a hace apenas unos años.

A eso hay que agregar el hecho de que todos los equipos tienen algunas jugadoras muy jóvenes, y no es conveniente que todas ellas terminen por saltar etapas. Lo ideal es que aquellas que tienen potencial para selecciones nacionales se desarrollen en las categorías menores, que también tienen competencia internacional.

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Hay proyectos interesantes en organizaciones del fútbol masculino que se podrían revisar para invitar dos equipos adicionales a partir de la siguiente temporada. La Asociación Deportiva San Carlos, el Municipal Grecia y el Club Sport Cartaginés, por citar algunos, han dado pasos importantes para estructurar sus versiones femeninas.

Por otro lado, es conveniente que la UNIFFUT replantee el calendario, de manera que la temporada comience el primero de julio de un año y termine el 30 de junio del año siguiente, como ocurre en las principales ligas del mundo. Eso se puede lograr con un torneo corto intermedio en el inicio del próximo año, por ejemplo.

Es algo que no ocurre en Estados Unidos, por cuestiones del clima. Pero, ahora, con una Copa Oro en el verano norteamericano, es preferible que la pausa más amplia entre torneo y torneo quede en la parte intermedia del año.

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Pero, el paso fundamental debe ser hacia la profesionalización de la primera división del fútbol femenino nacional. Es imperativo bajo las circunstancias actuales. Es también el asunto más complejo, por el impacto económico que tiene.

Quizá se podría comenzar por un torneo semi profesional en el que se les fijen ciertas condiciones mínimas a los equipos y se establezca un plazo para avanzar al siguiente nivel.

Me parece que este punto es urgente porque por años mantuvimos a nivel de selecciones un nivel similar al de México. Pero ya en ese país están en la cuarta temporada de su liga, y aunque todavía arrastran muchos problemas, la realidad es que la mayoría de los equipos están comprometidos con el proceso.

Y se comienzan a ver ya algunos avances a nivel de selecciones, lo cual nos debería llamar la atención para no quedarnos muy atrás. Ya vimos, también, que otras selecciones del área están creciendo; lento, pero creciendo al fin.

No podemos quedarnos atrás.

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