Los dirigentes del fútbol costarricense se llenan la boca cada vez que pueden hablando de como la primera división masculina, y hasta la Liga de Ascenso, se han ido profesionalizando.
Pero, conforme pasa el tiempo y vemos las cosas que hacen, solamente da para convencerse aún más de que hablan por hablar. Porque no tienen ni la menor intención de avanzar hacia la profesionalización.
Eso, si asumimos la definición correcta de la palabra. En cambio, si la “climatizamos”, que no es otra cosa que definir el término como a cada quien le de la gana, entonces todo puede cambiar. Claro, esa no es la ruta correcta.
Primero que nada, en las ligas de fútbol realmente profesionalizadas, no se programan partidos cuando las selecciones nacionales juegan. Y eso se explica muy fácilmente. La premisa es que cada equipo contrate tantas figuras como pueda. Y eso incluye todos los seleccionados posibles.
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Bajo esa lógica, se estructura un formato de competición y, a partir de ello, un calendario, que excluyan las fechas FIFA. Así, cada equipo podrá usar su mejor plantel en todos los partidos del torneo, salvo que pierda figuras por lesión o por expulsión.
Segundo, en las ligas profesionalizadas se respeta lo que la ciencia dicta. Por eso no vemos que un jugador vaya a su Selección y regrese para jugar al día siguiente con su equipo.
A través del tiempo ha quedado claro que en el fútbol profesional el descanso apropiado no está sujeto a los caprichos o las suposiciones de nadie. Pero en nuestro fútbol, todo es discutible en tanto eso sirva para justificarse.
¿Compromiso con el fútbol?
Por eso se suele poner como ejemplo de compromiso el que un jugador juegue un día con la Selección y al día siguiente, con su club. Y por eso los mismos dirigentes, que deberían proteger las inversiones de sus equipos, se meten en esa dinámica absurda.
También hay colegas periodistas que, a razón de pensar primero como fanáticos del fútbol y, si queda chance, como periodistas, toman ese mismo rumbo y se meten en esa dinámica en lugar de cuestionarla como corresponde.
Lo otro en lo que tienen que pensar es que los aficionados no pueden gastar todo su dinero en ir al estadio. Seguimos insistiendo en este tema, aunque da la impresión de que los dirigentes no le dan importancia.
Se están jugando partidos con muchos espacios vacíos en las graderías de nuestros ya de por sí pequeños estadios. Nadie ha hecho un estudio sobre el tema, pero está claro que tantos partidos tan seguidos pueden golpear las finanzas de los aficionados.
Para algunos, pretender ir al estadio en todos los partidos de local de su equipo favorito supondría gastar en ello más de un salario mensual por torneo. Y eso no lo soporta ninguna familia.
Me pregunto si algún día nuestros dirigentes se pondrán serios y tomarán decisiones fundamentadas para llevar su actividad a otro nivel. Porque, solo así crecerá el fútbol.