La pandemia por el COVID-19 ha obligado a establecer nuevos protocolos para casi todas las actividades en la vida. Y el fútbol no se escapó de esa realidad.
Poor ello, el equipo de Sporting FC tuvo esta tarde su fiesta por la obtención del título de la Liga de Ascenso, y con ello el boleto a la primera división del fútbol nacional, pero sin celebración.
Apenas terminó el encuentro, los jugadores en su mayoría se lanzaron a la cancha, y eso fue todo. De allí salieron hacia los camerinos, para esperar a que la organización alistara todo para la premiación.
En esta oportunidad se marcaron los puntos donde debían ubicarse cada una de las personas, sean árbitros, jugadores o miembros de cuerpos técnicos, para recoger sus medallas.
Y no se las entregaron. Simplemente, las medallas fueron puestas sobre una mesa donde cada persona recogía la suya, después de desinfectarse las manos con alcohol en gel. Realmente, sin emoción. Pero, bueno…
Los jugadores aprovecharon para hacerse selfies o tomar otras imágenes, además de mostrar algunos recordatorios para sus familiares, en otras opciones en medio de lo extraño de la celebración.
Miguel Marín, el anotador del gol del ascenso, dijo que se tenía mucha confianza en el cobro del tiro libre. De hecho, en los últimos días ensayó bastante por si se daba alguna oportunidad en el juego.
Saltó a la banca en el arranque, pero al minuto 76 se habían juntado todos los elementos necesarios para que quedara en la historia del equipo. El cambio estaba listo, y Marín esperaba que se parara el juego a fin de poder ingresar al campo.
Jaime Valderramos recibió falta por parte de Johan Bonilla, justo frente al área, en una posición propicia para el cobro de Marín. Ingresó al campo, y ni siquiera acomodó el balón. Lo dejó donde ya un compañero lo había colocado. Su remate fue al palo, y a la red.