Capitales golondrina traen sombras al fútbol

Los capitales golondrina que son tan riesgosos para la economía, y que muchas veces no tienen un origen verificable, siguen dejando caer sombras sobre algunos equipos del fútbol costarricense.

En actual temporada de la Liga Promérica, esas sobras alcanzaron al equipo de Limón FC, antes que la organización fuera adquirida por un grupo de capital mexicano, y al conjunto de La U Universitarios.

Este último comenzó el 2019 bajo un acuerdo con un grupo de capital colombiano, que a la larga se retiró al final del Clausura, trasladando el contrato a una sociedad constituida por tres personas, entre las cuáles una era un empresario investigado por presuntos nexos con el narcotráfico.

Aún así, el equipo obtuvo su aval para tomar la partida en el Clausura, pues ciertamente ni en la UNAFUT ni en la Federación Costarricense de Fútbol (FEDEFUTBOL) verifican los antecedentes empresariales y comerciales de quienes asumen los derechos de participación de los equipos.

Así, un tal Marcelo Torres, identificado como comerciante en las áreas de restaurantes y de seguridad, encabezaba el nuevo proyecto de La U, al tiempo que las autoridades policiales trataban de aclarar sus supuestos vínculos con un grupo criminal responsable de un “tumbonazo” o robo de drogas en Guatemala.

A él se unieron un viejo conocido en el medio futbolístico -Juan Carlos Garita- con contactos en diferentes equipos debido a que ofrece servicios de seguridad en algunos estadios. Y, finalmente, el hermano de este -Mauricio Garita- vinculado a las operaciones de seguridad tanto en los estadios como en la zona de Guanacaste, aunque con contratos mucho más pequeños.