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Destacada Tipo C

Camila Haase vivió una vuelta a la piscina muy diferente

“Estaba un poco perdida al principio por todo el protocolo que tenemos que seguir, pero a la misma vez estaba muy feliz y emocionada. Fue un entrenamiento donde solo tenía que soltarme a nadar. No habían pruebas donde se utilizara el reloj, era solo bracear durante una hora. Terminé bastante cansada pero contenta”.

Luego de entrenar dos meses atada de sus tobillos por una banda elástica en una pequeña pileta improvisada en su casa, de Alajuela, la nadadora paralímpica Camila Haase se liberó esta semana, zambulléndose en la piscina del Colegio Humboldt.

Durante una hora, la ondina estuvo disfrutando del entrenamiento aunque al finalizar la práctica salió agotada, pues tenía cerca de 9 semanas de no nadar a sus anchas a causa de la cuarentena por el COVID-19.

Acatando los lineamientos impuestos por el Ministerio de Salud y el Ministerio del Deporte, en su primera práctica Camila estuvo junto a 18 nadadores. Afirma que los protocolos son minuciosos pero bien valen la pena para estar nadando aunque sea una hora en una piscina.

“Desde que llegamos al colegio pasamos a lavarnos las manos, luego esperar en un pasillo con distancia de dos metros entre los presentes a la espera de que los nadadores de turno salieran de la piscina. Cuando llegó nuestro tiempo pasamos a desinfectar los zapatos, cambiarnos y ducharnos antes de ingresar a la piscina. Todo el material que utilizamos se recoge, nada queda tirado, todo es supervisado por los entrenadores que incluso usan en todo momento mascarillas”, relató Haase.

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