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Controversia

Selección Nacional: contradicciones entre lo dicho y lo hecho

Apenas llegó el momento de la verdad y la Selección Nacional de Fútbol Mayor masculino deja ya muchas dudas, no solo por la ausencia de fútbol y de goles, sino por las contradicciones que comienzan a florecer entre el discurso del técnico Luis Fernando Suárez y lo que se ve en cancha.

Y eso es de lo más peligroso que se puede dar en el marco de una eliminatoria mundialista como la que encara la Selección Nacional.

El jueves al medio día el señor Suárez dijo que Joel Campbell viajaría a Panamá y lo esperaría incluso hasta horas antes del partido. Pero, una hora y minutos más tarde, cuando el equipo salió del Proyecto Gol, Campbell no iba en el bus.

Cualquiera puede cambiar de opinión. Pero, me llama la atención que este cambio se haya dado en tan poco tiempo. Queda la sensación de que la indecisión marca el ritmo en la toma de decisiones.

Por otro lado, ya en cancha, la Selección Nacional muestra todo lo contrario a lo que ha dicho el señor Suárez que quiere ver. Nos habló de que el equipo tenga la pelota. No ocurrió en ninguno de los dos partidos que ya se cumplieron.

Nos habló de que el equipo recupere la pelota lo más rápido posible y lo más cerca del área rival. Pero, tampoco ocurrió esto en ninguno de los dos partidos.

Nos habló de una transición rápida de defensa ataque. Pero, en cambio, vemos un equipo que en las pocas ocasiones que tiene la pelota, juega en hacia atrás.

Nos habló de una gran intensidad. Pero hemos visto un equipo lento; muy lento en las poquísimas ocasiones en que trata de ir hacia el frente.

• Especular por un punto ante Panamá y meterse atrás ante México como quien no quiere jugar el partido, es mediocre. No tiene otro calificativo. Y eso también contrasta con el discurso del señor Suárez. Pero, parece que él no ha caído en cuenta de ello.

Y a eso hay que sumar que, desde el inicio, afirmó que quiere un equipo ganador. Pero, en 180 minutos en cancha, solo se ha hecho un remate directo a marco, y otro que fue al horizontal. ¿Será que ahora las cosas en el fútbol cambiaron y se pueden ganar partidos sin hacer goles? O ¿será que está apostando a que el gol lo marque, en su propio arco, un jugador rival?

A la par de esas contradicciones hay algunos otros elementos que inquietan. Luis Fernando Suárez ha dicho -y todos los sabemos- que ha tenido poco tiempo de entrenamiento. Y uno supone que ese poco tiempo se debe maximizar, practicando cosas que luego se trasladen a los partidos. Pero, a mi sinceramente me quedan dudas de que eso sea así en todos los casos.

Me pregunto cuánto tiempo entrenó Kendall Waston como 9; cuánto tiempo entrenó Joel Campbell como 10, y cuánto tiempo entrenó Keysher Fuller como extremo.

Es claro que todo eso se resume en improvisación. Y se da justo después de desperdiciar tres cuartos de partido contra México, cuando por fin se pretendió hacer algo hacia el frente.

Eso, es más de lo mismo que hemos visto aquí muchas veces. No hacía falta traer a alguien de afuera para hacer todo igual. Recordemos que solo se pueden obtener resultados diferentes si se hacen cosas diferentes.

Repito aquí algo que he dicho muchas veces: cuando desde el banquillo se manda el mensaje equivocado, nada puede salir bien. Cuando desde el banquillo se manda un mensaje de miedo, el equipo no gana porque no va a ir al frente.

Especular por un punto ante Panamá y meterse atrás ante México como quien no quiere jugar el partido, es mediocre. No tiene otro calificativo. Y eso también contrasta con el discurso del señor Suárez. Pero, parece que él no ha caído en cuenta de ello.

Es imperativo que despierte. Pero, después de oírlo decir el domingo que “tenemos con qué clasificar”, me quedan más dudas que nunca.

Por cierto: eso que dicen muchos de que la defensa ha sido punto alto es falso. Panamá desperdició tres opciones clarísimas de gol y Keylor Navas salvó otras dos. Y ante México, Rogelio Funes Mori falló dos increíbles, si bien una de ellas se acompañó de una buena reacción de Navas. Esas oportunidades demuestran que la defensa también ha fallado.

Y ni qué decir del horror de Bryan Oviedo, en una jugada intrascendente, con una entrada irracional, que terminó por generar el penal que se tradujo en el gol de la victoria para México.

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