Mauricio Wright, el técnico del Deportivo Saprissa, decía el domingo por la noche, tras el juego de ida de la semifinal del Clausura 2021 ante Liga Deportiva Alajuelense, que los árbitros tienen que “el árbitro debe colaborar para que el juego no se enrede”.
Ese es justo el tipo de manifestaciones acomodadas, oportunistas y faltos de objetividad y seriedad que le restan a nuestro fútbol.
Saprissa marcó tres goles en 23 minutos, nada más y nada menos que ante Alajuelense, que llegaba al juego invicto tras 22 fechas de torneo, y que clasificó con 21 puntos más que el conjunto morado.
Pero después de semejante hazaña, que pudo ser mayor porque hubo dos oportunidades muy claras para ampliar la ventaja, Saprissa entró en una sucesión de errores que complicaron la serie pese a que al final sacó ventaja en el marcador.
Kendall Waston empuja abiertamente a Johan Venegas dentro del área, en lugar de marcarlo. Penal, aunque Mauricio Wright irresponsablemente diga que le deja dudas. Y de allí viene la primera anotación manuda.
Ariel Rodríguez le mete la mano al balón dentro del área. Y no es que el balón le pega; es literalmente que desvía con la mano. Penal, aunque Mauricio Wright irresponsablemente diga que le deja dudas. Y como ya tenía amarilla, a Rodríguez le sacan la segunda tarjeta y se va del juego.
Christian Bolaños, con toda su experiencia, recupera un balón en trabajo defensivo. Pero, se deja la pelota como si jugara solo. Y su amigo Bryan Ruiz lo madruga. De allí viene otro gol de Alajuelense. ¿Será que Hugo Cruz debió inventarse una falta para que la jugada no trascendiera?
Y, tras ese gol, Waston le mete una patada a Venegas. Mauricio Wrtight, irresponsablemente, dice que el defensor morado trataba de despejar la pelota. ¿Será que un defensor despeja contra su propio marco? Y, ¿será que hace falta despejar después de un gol?
Si un técnico no quiere referirse a los errores de sus jugadores, se le respeta. Es su decisión. Pero, no enrede ni engañe a la gente. Hugo Cruz tuvo una pésima noche. Eso es innegable. Pero, no fue que se inclinó en contra de Saprissa. Si fuese lo contrario, el primer gol de Bolaños nunca hubiese contado.
¿El ADN del Saprissa?
Y decir que las malas acciones de sus jugadores, que terminaron perjudicando a su equipo no solo en ese partido sino en la vuelta en la que al menos Waston y Rodríguez no estarán disponibles, son una muestra del ADN morado, es de lo más absurdo que alguien pueda decir, salvo que ese ADN morado sea lo mismo que la indisciplina táctica.
Como apuntábamos en la crónica del juego del domingo, Saprissa jugó 30 minutos como no lo había hecho en las 22 fechas de la primera fase de este Clausura. Pero, de allí en adelante, jugó quizá incluso peor que como lo hizo en su peor encuentro de aquella ronda.
Por ello, venir a señalar al árbitro, es tremendamente injustificable. Necesitamos una mayor y mejor autocrítica en el fútbol nacional si aspiramos a que crezca.
El formato del campeonato le ha dado a Saprissa la posibilidad de salvar una muy mala temporada. Todos en el equipo deberían tratar de sacarle provecho a eso, aunque si hablamos de rendimiento, no lo merecen. Eso, en lugar de ponerse a llorar y a ver hacia otros lados cuando los problemas son propios.