La designación de Victoria Gamboa Ross como presidenta ejecutiva de la UNAFUT ha causado todo tipo de reacciones, la mayoría de ellas destacando el hecho de que por primera vez una mujer estará en el cargo.
Yo tengo otra perspectiva, y la quiero compartir con ustedes. Claramente, es la primera vez que cualquier persona ocupe la presidencia ejecutiva de la UNAFUT, sea hombre o mujer, porque es un puesto que no existía. Lo acaban de crear.
Pero, más importante aún, es cual es el rol de quien ocupe esa posición. Y en este punto debemos recordar siempre que el máximo órgano de la UNAFUT es la Asamblea, que está constituida por los representantes de los clubes miembros de la organización.
Por cierto, en la actualidad, en ese órgano hay solo una mujer, al lado de 11 hombres. Y me parece, si la memoria no me traiciona, que en el pasado en algún momento hubo otra, pero no coincidieron. Eso, más allá de que entre los equipos del fútbol de la primera división ha habido algunas otras mujeres ocupando la presidencia de equipos.
De manera que tener a una mujer en la presidencia ejecutiva de la UNAFUT no es, desde mi punto de vista, motivo de celebración en cuanto no supone realmente un paso hacia la igualdad de la mujer en el fútbol.
Ya hemos visto, incluso hace apenas unos días, como equipos de la UNAFUT programaron sus partidos a la misma hora en que la Selección Femenina de Fútbol jugaba sus partidos eliminatorios rumbo a la Copa Mundial Femenina de la FIFA Australia / Nueva Zelanda, como si se tratara de otra disciplina con la que no tienen nada que ver y restándole visibilidad a la máxima representación nacional.
Y hemos visto ya varias veces como organizaciones que tienen equipos tanto en el fútbol masculino como en el fútbol femenino, simplemente los ponen a jugar a la misma hora, en claro perjuicio del equipo femenino que, por ahora, no tiene el mismo arrastre que el masculino, pero que avanzará poco si debe competir por los aficionados con el conjunto masculino.
Pero, volviendo al punto que señalamos de entrada, la Asamblea de la UNAFUT es el máximo órgano. Y es el que tiene la potestad para decidir cuestiones fundamentales como la estructura del campeonato, las Nomas de Competición y el Reglamento.
En realidad, allí se centra casi todo. Son los asambleístas los que nos tienen con un formato de dos campeonatos por año, con una suma de 57 fechas, que lo hace todo inviable, al grado que se castiga a los equipos que participan en torneos internacionales.
Son los asambleístas los que hacen que sea imposible para los preparados físicos poner a tono a los jugadores para competir a un alto nivel con la saturación de partidos que hay en el año.
Son los asambleístas los que no les permiten a los técnicos disponer de tiempo para entrenar a sus jugadores, pues se limitan a jugar, recuperar, volver a jugar y volver a recuperar.
Eso, todos los que están en el fútbol lo saben. Pero, prefieren mirar en otras direcciones en lugar de corregir.
Ahora, doña Vicky Ross (como se le conoce a la nueva presidenta ejecutiva) anuncia que evaluará las mejores prácticas de otras ligas alrededor del mundo para traer al medio costarricense aquellas que ofrezcan mejores resultados. Pero, seguramente eso se limitará al área comercial en el que los mismos representantes de los equipos dejaron claro que quieren que se enfoque, pese a que en UNAFUT ya hay una persona encargada de esa área (por cierto, también mujer).
Porque, doña Vicky no podrá decidir sobre el formato del campeonato, ni nada que se le acerque a eso. Tampoco, sobre las normas acomodadas para que cada equipo haga lo que quiera. Por allí no va la cosa.
Entonces, salvo por el nuevo cargo, el habérselo dado a una mujer y el hecho de pagarle por cumplir sus tareas, no habrá cambios en lo sustancial. Por eso, no hay nada que celebrar.