El fútbol femenino vuelve a ocupar aquí nuestra atención, para darle continuidad a los apuntes que hacemos a propósito de las cosas que se han dicho en el medio ante la participación de la Selección Nacional en la Copa Mundial Femenina de la FIFA Australia & Nueva Zelanda 2023.
Ya hablamos de la seleccionadora Amelia Valverde. Hoy, haremos algunos apuntes sobre las jugadoras.
Dirigentes del fútbol nacional y colegas periodistas han afirmado que estamos frente a la mejor generación de jugadoras que el país ha tenido. Nosotros creemos que tenemos una gran generación de futbolistas. Pero, a ver: cuando uno tiene solo 100 colones y recibe otros 100 colones, por más que su capital haya crecido en un 100 por ciento, la realidad es que lo que tiene no le alcanza ni para un pasaje de bus en la ruta más barata del país.
Usamos ese ejemplo para advertir que, si bien nuestro fútbol femenino ha crecido, sigue lejos, muy lejos del nivel deseable para competir en el plano internacional.
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Nuestras jugadoras hacen grandes sacrificios para estar en el fútbol. Decir esto no es con el objetivo de buscar que les tengan lástima. Es más bien, para poner las cosas en perspectiva. Porque sin eso, nunca se podrá hacer un análisis objetivo del tema.
La gran mayoría de las jugadoras que han pasado por la Selección Nacional no tuvieron una adecuada formación de base en el fútbol. Y eso se paga, máxime cuando en muchos casos los esquemas de entrenamiento en nuestro país no son los más adecuados.
Tenemos indicativos que nos ilustran cómo se han ido quedando mientras en otros países hay progresión. Y, de nuevo, no es por culpa de ellas, sino por las condiciones en que funcionan la mayoría de los equipos del país.
Cada vez hay menos legionarias
Cuando el fútbol femenino en Colombia era un desorden mayor al que hoy hay allá, llegamos a tener varias jugadoras costarricenses en la primera división de ese país. Pero hoy, solo hay una en un equipo de media tabla.
Cuando el fútbol femenino español no estaba profesionalizado, tuvimos varias jugadoras allá. Hoy, tras dos temporadas de una incipiente liga profesional, no hay ninguna costarricense en la escena.
Tuvimos a Shirley Cruz en los dos principales equipos de Francia. Hoy tenemos a Melissa Herrera en un equipo de primera división, pero en segunda línea.
En Estados Unidos tenemos una jugadora en la Liga Profesional. No nos ha dado para más, salvo una corta incursión de Shirley Cruz por esos lares en algún momento.
A México han ido varias en los últimos años. Pero, pocas han tenido la regularidad que se necesita, y solo una está en un equipo de importancia en el fútbol femenino de ese país.
Cierto, a una costarricense la declararon mejor jugadora de la Liga Escocesa. Sin embargo, esa liga, aunque mejor que la nuestra, no está entre las mejores de Europa.
Un problema de nivel en nuestro fútbol femenino
En la Selección hay muchas jugadoras que han tenido experiencias en el fútbol internacional. Pero, curiosamente, casi todas terminaron regresando pronto al país. Eso dice algo sobre su nivel, por más que se mencionen otras cosas para explicar el fenómeno.
Pongo un ejemplo puntual: Gloriana Villalobos y Deyna Castellanos tuvieron, de alguna manera, carreras paralelas. Recibieron becas para estudiar y jugar fútbol en el mismo lugar en Estados Unidos. Hoy la costarricense juega en Saprissa y la venezolana lo hace en el Manchester City, después de pasar por el Atlético de Madrid.
Y, no pretendemos de ninguna manera bajarle el piso a Gloriana con el ejemplo, que de por sí es real. Queremos llamar la atención sobre la necesidad de analizar nuestro fútbol femenino desde una posición de objetividad.
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A lo que vamos es que no hay ningún indicio que nos diga que estamos en un mejor nivel con respecto a lo que vimos en el Mundial. En nuestra Liga, vemos como un equipo ha ganado los últimos cinco campeonatos. Eso dice que ese equipo es mejor que los demás. Pero, al mismo tiempo, no habla bien del desarrollo de nuestra Liga.
Y, si miramos la parte baja de la clasificación, nos damos cuenta de que el descenso casi nunca ha estado peleado. La realidad es que en una Liga con apenas ocho equipos, a veces las diferencias de nivel obligan a preguntarse si no serán demasiados.
Hay avances, sí. Pero no los suficientes para competir a nivel internacional hoy. Si no tratamos de entender el problema real, ninguna solución va a servir. Creemos que tiene mucho que ver con la forma en que se hacen las cosas en nuestro fútbol. Allí debe empezar el cambio. Solo que no será fácil si no avanzamos hacia la profesionalización.
Tendremos una tercera entrega…
