Controversia
El fútbol femenino y la urgencia de avanzar hacia la profesionalización
Para quienes hoy hablan del fútbol femenino costarricense ignorando o desconociendo la realidad, la jugadora Carol Sánchez ofreció unas declaraciones aleccionadoras al diario La Nación, en relación con lo que ocurre a lo interno del Club Sport Herediano.
Habla allí Carol sobre las luchas que dio a lo interno durante las dos temporadas que jugó con Herediano, para conseguir un tratamiento igualitario en relación con el equipo masculino. Y deja claro que no se refiere a lo económico, porque entiende que hoy por hoy la actividad no genera suficientes ingresos en ninguna parte del mundo para igualar los salarios.
Habla, también, de cómo el equipo femenino no disponía ni siquiera de un camerino (se refiere al espacio físico) tomando en cuenta que las jugadoras debían ir a trabajar después de los entrenamientos.
Solo allí hay ya dos señalamientos importantes: la falta de algo tan elemental como un camerino, y -ojo- la necesidad de ir a trabajar después del entrenamiento. Esta es la razón por la cual los equipos del fútbol femenino entrenan ya sea a las 5:30 o a las 6:00 de la mañana. No es por gusto: es por necesidad.
Nosotros, que seguimos de cerca el fútbol femenino desde 1994, hemos insistido en mantener sobre el tapete el hecho de que nuestra liga está definida por la UNIFFUT como una liga amateur. Porque, en nuestro criterio, no se puede solucionar un problema si no se tiene conciencia de que ese problema existe.
Recientemente, en la pasada fecha FIFA, por cierto, eso nos llevó a ser objeto de la mofa y el sarcasmo por parte de la internacional Raquel Rodríguez Cedeño, cuando le preguntábamos, desde su experiencia en el fútbol profesional de Estados Unidos, qué se podría ir haciendo en nuestro país para disimular en cancha la brecha entre ese profesionalismo y el amateurismo de nuestra liga.
Entre paréntesis, hay que decir aquí que casi siempre cuando se habla de que nuestra liga de fútbol femenino no está profesionalizada, muchas de las jugadoras asumen que se está diciendo que ellas no son profesionales, o no tienen una actitud profesional. Claramente, son dos cosas diferentes. Pero, bueno…
A lo que íbamos: hace unas semanas apuntábamos aquí mismo que la UNIFFUT debería definir una ruta hacia el profesionalismo, pensando en llegar a ese punto para el inicio de la eliminatoria rumbo al Mundial de 2027. Quizá pasando en primera instancia a una etapa de semi profesionalismo, con requisitos muy concretos para cada equipo que participe en la primera división, y que la lista sea progresiva temporada con temporada.
Seguimos creyendo que esa es la ruta. Y debemos entender que no es porque los partidos de la Liga Femenina se transmitan en televisión, o porque hay programas de radio y televisión dedicados al fútbol femenino, o que ahora los medios de comunicación tradicionales incluyan la cobertura del fútbol femenino en sus agendas, que ya se alcanzó el profesionalismo. Nada de eso tiene que ver con el tema. Aquello ayuda, y mucho, a la proyección, pero la profesionalización va por otro lado.
Piensen, por ejemplo, por qué Limón FC no ha podido participar en la Liga de Ascenso masculina debido a una deuda con la Caja Costarricense de Seguro Social, pero su equipo femenino sí pudo actuar en la segunda división de la Liga Femenina.
El tema es simple: la primera división y la segunda división del fútbol masculino están sometidos a un proceso de licenciamiento -en diferentes niveles- lo cual exige el cumplimiento de ciertos requisitos mínimos, lo cual no es tema en el fútbol femenino.
Para ponerlo sencillo, y sin que nadie se ofenda, los torneos de fútbol femenino se tienen que comparar con los de LINAFA en ese sentido. Allí es donde estamos en la actualidad. Y solo la UNIFFUT puede cambiar eso, algo que la realidad práctica está empujando hace rato, pero que nuestros dirigentes no parecen notar.
Ojo que, mucho se habla de las bondades del Centro de Alto Rendimiento, en el caso de Liga Deportiva Alajuelense. Y sí, es un hecho que ese complejo existe. Pero, hagamos números simples. El presidente Fernando Ocampo dijo públicamente que en la primera temporada en la Liga Femenina de Primera División el presupuesto para el equipo femenino fue de $150.000,00. Eso, traducido a colones, daba por aquel momento, unos ¢7.000.000,00 por mes.
¿Alguien realmente cree que con ¢7.000.000,00 se puede mantener un equipo de fútbol de primera división con condiciones de club profesional? Si alguien lo cree, le invito a que me explique cómo. Porque si asumimos que el plantel tiene 25 jugadores, y solo nos limitamos a cinco miembros del cuerpo técnico -deberían ser al menos siete- nos da 30 personas. Si asumimos que ese dinero se usó solo para salarios, lo cual no es cierto, porque claramente hay otros requerimientos en un equipo, tendríamos que cada quien recibió ¢233.333,33 por mes. Eso, asumiendo, también, que no lo reportaron a la CCSS y por ende Alajuelense no cotizó el aporte patronal, que supera en algo el 26 por ciento.
Los números a mi no me dan… Eso explica por qué casi todas las jugadoras costarricenses de nuestro fútbol femenino trabajan en otra actividad, que es con lo que realmente viven. Y, bueno, lo de las extranjeras tiene otra larga lista de salientes que dejamos para otra oportunidad.
Reinaldo Lewis es un periodista con 38 años de experiencia, que se ha desempeñado tanto en la cobertura política como en el periodismo deportivo. Ha laborado para medios de comunicación como Diario Extra, Canal 6, Radio Monumental, La Prensa Libre, Radio América y Extra TV 42, además de colaboraciones para Radio Libertad y Radio Nacional. También participó en diversos programas de radio en coproducciones con varias emisoras.