Hace poco el entrenador de La Sele, Ronald González, decía ante diversos medios de comunicación: “Nos tenemos que poner a prueba contra los mejores. Entre mejor exigencia tengamos, mejor rendimiento vamos a dar”.
Lamentablemente, ante los mejores rivales y ante rivales de escaso cartel, la Selección de Fútbol de Costa Rica no ha dado buen rendimiento; es más, nos atreveríamos a decir que cada vez da menor rendimiento.
Se vienen fogueos ante Bosnia y Herzegovina (27 de marzo) y México (el 30). Serán pruebas de fuego para la credibilidad del entrenador que ha dicho que tiene una base de 15 jugadores.
Esto último también lo ponemos en duda. Tras el año 2020 y un poquito antes, nuestro combinado carece de una base sólida… y si el entrenador además dice, que aparte de la base, se tiene que abrir el grupo a unos 30 o 35 jugadores, el asunto se pone peor.
Como dice el refrán popular: “no hay cama para tanta gente” y no hay tiempo ya de consolidar un grupo abierto… se tiene que ir a la “guerra” deportiva con los mejores del momento, y cuidado si esto significa, que mucho de lo mejor del momento no vea la luz en el Mundial 2022 si es que clasificamos. Sabemos que muchos de nuestros mejores jugadores ya han entrado más allá de los 30 años en edad.
La escuadra patria no gana un partido desde el 14 de noviembre de 2019, cuando derrotó a Curazao en la CONCACAF Liga de Naciones. Estamos hablando de más de un año, estamos hablando de muchos meses…
A Rónald González se le acaba el tiempo igual que a la Federación de Fútbol si quieren rescatar el camino al Mundial 2022. Como un día lo decía por estos rumbos, es de vital importancia la clasificación al Mundial, no solo por lo económico, sino por la continuidad deportiva que requiere una nación.
Es por eso que Costa Rica no avanza en fútbol, en todos los ámbitos, hablemos de profesionalización e infraestructura, de estilo de juego, en fin… Esa intermitencia en los mundiales, esos cambios bruscos de forma de juego de un torneo a otro, de dirección deportiva en la Federación, en fin…
Tenemos que ver a largo plazo. La Federación ya debería estar planteando un camino hacia el año 2030, pensando en el Mundial sí, pero que conlleve otra serie de logros a nueve años plazo: ¿Qué tal ganar una Copa Oro?¿Qué tal posicionarnos entre las primeras selecciones del mundo, digamos las primeras 30 o 25?
La palabra la tiene a corto plazo Rónald González. Los fogueos que se avecinan serán una prueba más que de fuego. Muchas veces repite Rónald en sus conferencias de prensa y declaraciones sobre el tiempo que fue interino, el problema es que, esa mentalidad de interino, de repente ronde los pasillos y camerinos de la Selección…
Para los seleccionados será también ver, esa armonía con las ideas del técnico, ver la armonía como Selección en el campo.
Muchas selecciones en la región ya nos llevan camino recorrido. Además de México, como gigante a vencer, Costa Rica necesita retomar la confianza con rivales, repito de menor cartel.
Ojalá que las palabras del técnico mayor sean proféticas: que el equipo crezca y que después de que crezca se mantenga.