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Mujeres entrenadoras quedan todavía muy lejos de la paridad

La gimnasta Simone Biles y su entrenadora Cecile Landi. Foto: Charly Triballeau / AFP.
La gimnasta Simone Biles y su entrenadora Cecile Landi. Foto: Charly Triballeau / AFP.

Lausana, Suiza. (AFP). Por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos habrá en París tantas mujeres como hombres. Una paridad conseguida entre los deportistas, pero que en el mundo de los entrenadores y las entrenadoras está todavía muy lejos de conseguirse.

“Una verdadera brecha de género existe todavía en el entorno de los atletas”, reconoce el Comité Olímpico Internacional (COI), que hizo un recuento del 13% de preparadoras en los Juegos de Tokio, en 2021, y del 10% en los Juegos de invierno de Pekín en 2022. En Rio-2016 fueron el 11% y en Pyeongchang-2018 el 9%.

Las cifras para París-2024 no se conocen aún, dado que todavía se están disputando numerosos torneos de clasificación olímpica en varios deportes.

Ver a una mujer entrenando a un hombre sigue siendo excepcional. Uno de los pocos ejemplos fue la alianza entre la antigua número 1 francesa del tenis Amelie Mauresmo y Andy Murray, entre 2014 y 2016.

“Antes siempre era yo el problema, las críticas se dirigían a mí en caso de derrota. Con Amelie, las preguntas que me hacían todo el tiempo si perdía eran sobre nuestra relación”, señaló el escocés en 2020 al diario suizo Le Temps sobre el machismo en su deporte.

Antes de convertirse en la seleccionadora del equipo femenino de fútbol francés, Corinne Diacre ocupó titulares por ser la primera entrenadora de un equipo profesional masculino, el Clermont, mientras que la estadounidense Becky Hammon tiraba la puerta el mismo año en la NBA, siendo adjunta en los San Antonio Spurs.

“Dar protagonismo” a las mujeres

El alto nivel femenino sigue siendo terreno de los hombres, aunque hay algunas excepciones, como la estrella de la gimnasia Simone Biles, entrenada primero por Aimee Boorman y después por la dupla francesa formada por Cecile y Laurent Landi. O la esquiadora Mikaela Shiffrin, que eligió en 2023 a la noruega-estadounidense Karin Harjo.

“Se trata de dar un papel protagonista a las entrenadoras. He logrado muchas cosas, pero quizás en este momento de mi carrera puedo ayudar a otras mujeres entrenadoras de esquí a mostrarles lo que pueden alcanzar”, explicó la considerada mejor esquiadora de la historia al New York Times.

Harjo, que tuvo una infancia noruega en la que “no había separación” entre niñas y niños, asume su estatus de ejemplo: “Para las jóvenes que quieren entrenar al más alto nivel es más fácil creer si ven a alguien hacerlo”.

Apostar por las mujeres es la estrategia de la agencia británica UK Sport, que se propuso en 2021 pasar del 10 al 25% de entrenadoras en París-2024. Entre ellas están Mel Marshall, que prepara al doble campeón olímpico de los 100 m braza Adam Peaty, y Jane Figueiredo, quien llevó a los clavadistas Tom Daley y Matt Lee al oro en la prueba sincronizada de plataforma 10 m en Tokio.

Lastradas por los “estereotipos”

El camino en el deporte de élite para las entrenadoras está lleno de obstáculos, explica a la AFP Elizabeth Pike, socióloga en la Universidad Inglesa de Hertfordshire y responsable del programa ‘Wish’ destinado a entrenadoras, refiriéndose a un “contexto social más amplio”.

Los entrenadores son a menudo fichados a través de “canales informales” que son favorables a los hombres, históricamente más presentes en el deporte, subraya la investigadora.

Para ella, las mujeres están a veces limitadas por “los estereotipos” acerca de sus competencias, “una red de apoyo limitada”, así como “una falta de flexibilidad” a la hora de conciliar las tareas familiares, en mucha menor medida que los hombres.

De hecho, la idea de las iniciativas en Reino Unido, Canadá o Nueva Zelanda es alcanzar “países más tradicionales”, subraya Sheila Stephens Desbans, responsable de desarrollo de deporte en el COI.

Desde 2019 el COI ha propuesto a 123 entrenadoras -de 22 disciplinas y 60 países- un programa que mezcla talleres en línea, mentores y encuentros. Al menos seis de ellas estarán en París, como la tunecina Marwa Amri, medalla de bronce en lucha (58 kg) en los Juegos de Rio 2016, que comenzó a entrenar niños durante su carrera y estará junto a dos luchadoras en París.

“Aprendí mucho, a ganar confianza, asumir responsabilidades de liderazgo, encontrar entrenadores del mundo entero en diversos deportes y compartir nuestras experiencias”, señaló a la AFP.

El programa continuará después de los Juegos porque desarrollar entrenadoras de élite es un trabajo a largo plazo, recuerda Yasin Yusfi, del COI. “A nivel amateur, hay muchas mujeres que están en los clubes, pero cuando subes el nivel la selección es más difícil”.

Por Coralie Febvre 

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