Dice un viejo adagio popular que, de las palabras a los hechos hay mucho trecho. Y ciertamente, para cualquier análisis será necesario correlacionar ambos elementos: lo que se dice y lo que se hace.
Cuando palabras y acciones empatan, no necesariamente se obtienen los mejores resultados. Porque se puede estar equivocado en los conceptos o en los planteamientos. Pero, si los hechos responden a las palabras, de seguro se podrá hablar de consistencia.
Hasta ahora, al hablar con los integrantes de la Selección Nacional, se percibe cómo reconocen en el técnico uruguayo Gustavo Matosas esa característica. Por lo que dicen los jugadores, hay plena coincidencia entre lo que Matosas ha dicho ante los medios de comunicación y lo que les pide a ellos en cancha.
Ha insistido en la intensidad con la que se debe jugar, en la necesidad de buscar sistemáticamente el arco rival, de recuperar la pelota lo más cerca posible del área contraria… En fin, un juego netamente ofensivo, como aquel que le vimos al Club León de México, cuando lo hizo bicampeón en la Liga MX.
Y se ve que a los jugadores les agradan los planteamientos de Matosas, al menos en este arranque.
Yo particularmente, he expresado dudas en torno a Matosas, porque generalmente los que se mueven en el medio mexicano, donde él estuvo mucho tiempo, suelen ver por encima del hombro a los nuestros. De repente, sienten que no estamos a la altura. Por ahora, parece que, en el caso de Matosas, nos estamos equivocando. Qué bueno sería para la Selección que nos equivoquemos.
¿Qué veremos el sábado cuando la Selección enfrente a Estados Unidos? No lo se a ciencia cierta. Pero, si responde a lo que hasta ahora ha dicho el técnico, no cabe duda que el equipo dejará sensaciones muy diferentes a las del período de Oscar Ramírez. Y no es cuestión de comparar. Pero, siempre insistimos en una cosa: si se tiene miedo a intentar jugar, se está muy cerca de la derrota. Si se procura de ganar, también se puede perder, sí, pero al menos se habrá intentado.
El fútbol es diferente así. Permite destapar un cúmulo de sensaciones agradables, en lugar de refugiarse en las excusas amargas, confusas y sin sentido.
En el entorno de Matosas se percibe que en el medio se le ha recibido bien. A la inversa, se percibe una buena actitud del técnico. Que lo primero se mantenga dependerá en mucho de que lo segundo sea constante. No cabe duda. Ojalá así sea por el bien de la Selección Nacional.
