Yo hubiese esperado que el Deportivo Saprissa rompiera con la barra organizada autodenominada Ultra, desde hace por lo menos 10 años.
Los desmanes que ese grupo ha protagonizado a través del tiempo, no solo en los estadios, sino en las calles, con afectación de cientos de personas que se han visto privadas de la posibilidad de disfrutar del deporte y de la vida, ameritaban esa ruptura desde el inicio.
Pero, bueno, hay un viejo adagio popular que reza: “nunca es tarde cuando la dicha es buena”. Por eso, hoy aplaudimos la decisión anunciada este mismo lunes por la dirigencia del Deportivo Saprissa, de vetar a la Ultra y no volver a permitir su ingreso al estadio Ricardo Saprissa.
Ya esa barra no podía ingresar al estadio Alejandro Morera Soto ni al estadio Eladio Rosabal Cordero, único reciento donde, de hecho, ni siquiera pueden entrar barras organizadas propias desde hace ya varios torneos.
Habrá que ver si la decisión de Saprissa es acuerpada por los otros nueve equipos de la primera división, de manera que la Ultra, como tal, ya no tenga presencia en el fútbol nacional. Sería lo deseable. Pero, a como son las cosas en este país…
A mi particularmente, me hierve la sangre cada vez que circulo por las calles y veo a estos grupos escoltados rumbo al estadio por efectivos de la Fuerza Pública. Durante años se utilizaron todo tipo de falacias, absurdos y dobles discursos para justificar acciones como esas, cuando a varios de ellos los deberían escoltar, pero hacia las cárceles.