En el Mundial, Navas con 36 años de edad, Duarte con 33, Borges con 34, Tejeda con 30 y Campbell con 30 fueron de la partida ante la Selección de España en el debut mundialista en Qatar.
Estos cinco jugadores, columna vertebral de la Tricolor, estuvieron también de titulares en el juego de Costa Rica vs Uruguay en el Mundial de Brasil 2014 (desde luego, con ocho años menos a los indicados).
Hago la anotación, porque si nos vamos a las variantes u otras piezas del combinado patrio que viajó al Mundial 2022, vemos lo que nos ha costado el recambio. Es cierto que el fútbol no tiene edad, pero influye a fin de cuentas en los procesos, en los rendimientos… y todo depende también del nivel en que llegan.
Hay mucha tela que cortar y mucho que profundizar. Por ocho años hemos dependido de una generación de oro.
Para este Mundial, por su parte, alegra ver a los Bennette (18 años), Contreras (22), Wilson (20), Aguilera (19), Chacón (21), Martínez (23), Sequeira (23). Uno diría que hay material…
Más allá de nuestra infraestructura, de nuestro sistema de campeonato, de nuestra planificación (todos ítems muy deficientes, salvo excepciones) nuestro principal valor está en la materia prima. Si nuestros jugadores no fueran buenos (hablo de viejos o jóvenes) ni siquiera estaríamos en este Mundial. Soy necio en insistir que la generación dorada de 2014 merece un monumento, porque dio más de la cuenta.
Costa Rica necesita una verdadera reingeniería… esa que se pide desde hace más de 20 años… ya al terminar el Mundial 2002 nos lamentábamos de no haber avanzado a segunda ronda, a pesar de una generación de lujo que consiguió en el primer lugar la clasificación a la justa y que fue la selección de mayor progreso en 2001, así catalogada por FIFA en el concierto de naciones.
Para 2006, aunque ese grupo consiguió por vez primera un segundo Mundial, de manera consecutiva, se habló entonces de la nula dinámica de nuestro fútbol. Es lo mismo de lo que hablamos en 2018 y de lo que hablamos en 2022. No hemos cambiado.
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Lo de 2014 es otra historia, pero no podemos vivir de glorias pasadas. Habría que revisar todo lo bueno de ese momento y buscar emularlo. Pero, tampoco fue que la dinámica cambiara en nuestro balompié.
En todo caso, ni con las glorias del 90, ni con la hazaña de 2014 se dio lo que pudo ser un sueño: seguir el proceso con el técnico de turno.
Pero, esto tampoco pasó con Guimaraes, pese a sus dos mundiales; ni con “Machillo” Ramírez. Algunos no quieren que pase con Luis Fernando Suárez, a pesar de que ha terminado su tercera Copa Mundo en el banquillo y aunque ya tiene un contrato asegurado.
Sería bueno que los dirigentes, llámese dueños-representantes de la Asamblea que toma decisiones en nuestro balompié, hagan un análisis de lo que queremos. Si es por clasificar a mundiales, pareciera que para 2026 no habrá mayores problemas. Si queremos competir en mundiales, hay mucho trabajo por hacer.
Pero, si además decidimos competir en mundiales con un juego más vistoso, desde luego que ya estamos muy tarde… Costa Rica no termina por definir cuál debe ser su estilo de juego, no lo establece desde selecciones menores.
¿Qué pasa si pensamos en el Mundial 2030? Eso sí sería revolucionario para nuestro fútbol.
¿En qué veremos traducidos los más de $9 millones que ingresarán por la participación en Qatar?
¿Se piensa cómo debe ser el próximo campeonato nacional (digo, más allá de que ya esté definido?
Los jugadores, sus representantes, los dueños de clubes, también deberían definir si se sale del país al primer club que pague lo que se pide, o si se viaja a una nación donde competitivamente nos pueda ayudar a elevar el nivel (tanto del futbolista como de nuestro balompié en general).
Solo para no dejar en el aire mi comentario sobre el cierre de Costa Rica en el Mundial ante Alemania: me quedo con 25 minutos del segundo tiempo, quizás de los mejores minutos de cualquier partido en esta cita mundialista. Jugamos de tú a tú y hasta soñamos con lo que era impensable… visitar la segunda ronda. Juego de ida y vuelta, hasta dinámica, buena definición, buena transición… Desde luego, quisiéramos eso los más de 90 minutos que hoy exige el deporte rey.
Se cierra un Mundial, se repartirá el dinero… y muy probablemente pasará la página como han pasado otras… sin mayor trascendencia.
En mi caso apuesto por que Suárez continúe… pero eso no basta, ni es lo que necesita el fútbol nacional. Sí, necesitamos otro estilo de campeonato; sí necesitamos estadios que puedan estar habilitados para jugar de noche; sí necesitamos estructurar ligas menores; sí necesitamos jugadores en el exterior, pero en ligas que les hagan crecer… sí necesitamos algo más que solo ir a mundiales… sí necesitamos pensar en el Mundial 2030, porque si ni siquiera clasificamos al Mundial 2026, mejor cerramos el chinamo.
Gerardo Mora Pana es un periodista con más de 20 años de experiencia en medios de comunicación de Costa Rica. Se desempeñó en el desaparecido diario La Prensa Libre y en la edición local de la revista El Gráfico. Actualmente, es el director de Radio Santa Clara, de la red de medios de comunicación de la Iglesia Católica.