La Federación Costarricense de Fútbol tuvo que desembolsar nada menos que 214 millones de colones por el fallido fogueo de la Selección Nacional contra su similar de Irak, que debía jugarse el pasado 17 de noviembre en suelo iraquí.
Ante la negativa de las autoridades migratorias de ese país de permitir el ingreso de los ticos sin sellar sus pasaportes -dónde se habrá visto algo igual- Rodolfo Villalobos, el presidente de la Fedefútbol decidió que la Tricolor no se presentaría a jugar.
Horas más tarde, en conferencia de prensa, junto con Juan Carlos Rojas, jefe de la delegación, juró y perjuró que tenía todas las pruebas para demostrar que la Federación tenía la razón al cancelar el fogueo.
Sin embargo, después de que el fiscal de la Federación, Carlos Ricardo Benavides, advirtiera que había un conflicto de intereses porque Ricardo Pachón, el agente que negoció dicho partido era el mismo representante del seleccionador nacional, Luis Fernando Suárez, y que la relación con la agencia Eurodata Sports, propiedad de Jairo Pachón, debía terminarse, Villalobos decidió que había que devolver el dinero recibido.
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¡Qué curioso! ¿Cómo pasó el jerarca de tener todas las pruebas y evidencias que liberaban a Costa Rica de cualquier responsabilidad por el fallido fogueo a tener que devolver hasta el último centavo?
Pero saben qué es lo peor, qué no pasará nada. Es decir, algunos han querido vender la idea de que la Federación no pierde en esta situación, porque con la plata que recibió por parte de FIFA para preparación del Mundial, se cancelará dicha deuda.
El problema es que por culpa de un pésimo manejo la Fedefútbol tendrá que desembolsar 214 millones de colones y por lo visto nadie será responsable por tal ineptitud.
En cualquier empresa, por pequeña, mediana o grande que sea, si por negligencia se pierde esa cantidad de dinero, es un hecho que la persona responsable perdería su puesto de inmediato. En Costa Rica, no solo no pasa nada, sino incluso seis personas apoyan la gestión de Villalobos, no sé si por convencimiento o por agradecimiento por llevarlos de paseo a Catar.
Y más triste aún es que un sector de la prensa también ve con buenos ojos la determinación de la Fedefútbol.
Tal como escribió el periodista y abogado Amado Hidalgo, en el diario La Nación: “el peor negocio del Mundial no fue la paliza de los españoles ni la eliminación en la ronda inicial. La nota más triste la han dado los dirigentes”.