He venido insistiendo, desde que llegó Luis Fernando Suárez a dirigir a la Sele, que dentro de las opciones presentadas, su designación era un acierto.
Un hombre experimentado, con recorrido mundialista y con suficiente conocimiento del área, porque ya había llevado adelante una clasificación de Honduras al Mundial 2014.
Por su lado, hemos insistido también en que esta generación (la de la proeza 2014) sigue dando millas extra para que nuestro fútbol se mantenga en el concierto de naciones… pero ya van 8 años desde entonces. No corren como en Brasil ni están en el nivel más alto que pudieron haber alcanzado.
Apelamos entonces a esa experiencia, a que ningún escenario les asustaba, al orden de juego y a la chispa de algunos de ellos (jugadores que renuevan el grupo incluidos).
Sin embargo, lo de España fue una vergüenza… y aunque ha costado, así debemos reconocerlo todos. Pero tampoco hemos sido la primera Selección en recibir esa cantidad de goles en un Mundial ni seremos la última.
Lo que pasa es que La Sele nunca vivió en sus cinco mundiales anteriores un juego y resultado como este del debut en Qatar. Costa Rica se ha ganado su prestigio en mundiales, por sus datos, triunfos, juego, entrega…
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Lo que sí hemos vivido es la diferencia de velocidad-ritmo al que se juega en el alto nivel. Lo vimos en Alemania 2006 y también en Rusia 2018. No es de ahora.
Por eso es que no es con magia como se consigue un triunfo, ni es con magia como se podría soñar con un título mundial.
El triunfo ante Japón con el cual la Sele se levantó este domingo 27 de noviembre, y que lava la cara de la derrota ante España, se consiguió con aplicación táctica, con entrega, con unión de grupo, con algunos chispazos (buen fútbol) como los mostrados por Campbell (para mí el mejor futbolista tico en la cancha) y sin duda, la anotación de Fuller, lograda con buena lectura del juego y con mucha frialdad para acomodar el balón y rematar.
Tenemos deficiencias, sí, sobre todo cuando nos aplican velocidad. Por eso, con un mejor posicionamiento y con la experiencia de algunos de nuestros futbolistas, se puede neutralizar al rival. Incluso, la Selección mató el tiempo, sobre todo en la primera parte. Ya, en la segunda, el sostener no era tan fácil por el desgaste y porque se empezó a buscar el contragolpe.
Navas volvió a brillar en dos grandes intervenciones y la defensa lució serena y sólida. Borges y Tejeda se acomodaron mejor.
Podríamos seguir hablando del juego… pero no debemos permitir que este triunfo ciegue la realidad de nuestro fútbol.
Nos falta. Por eso hay que aplicarse y eso se requiere aún más ante Alemania.
Después de ahí, si vamos a octavos o no, la mejor apuesta que podemos hacer es mantener proceso, es trabajar desde ya hacia 2026 y dar tranquilidad al cuerpo técnico.
Como lo dije en la columna anterior debemos dejar el linchamiento a partir de un resultado.
Apuesto a que es mejor seguir yendo a mundiales que no hacerlo… pero apuesto a que luego de seis competiciones, debemos plantearnos mayores objetivos, no solo dentro de la competencia…
Explico: buscar en lo futbolístico mejores presentaciones… es fundamental. Pero, también lo es que tras los mundiales y los recursos económicos que ingresan, se mejore la infraestructura, se invierta en ligas menores, se planifique a largo plazo, se dé mayor competencia en los torneos locales. Luego seguimos…