Los árbitros deben dejar los prejuicios de lado

Los árbitros deben dejar de actuar sobre la base de sus prejuicios. No pueden salir al terreno de juego pensando en que a este o a aquel jugador no se le deben marcar faltas.

El reglamento es uno, y define claramente cuáles acciones constituyen faltas. Además, señala claramente cuáles faltas deben sancionarse con alguna medida administrativa; es decir, con amonestación o expulsión.

De allí que a los árbitros solamente les compete aplicar lo anotado. Pero, cada vez vamos viendo cómo a ciertos jugadores los “marcan” y se hacen de la vista gorda cuando estos reciben faltas.

Es muy fácil hacer el ejercicio. Es cuestión, por ejemplo, de revisar cuántas faltas recibe un jugador como Jonathan McDonald, y cuántas de esas pitan los árbitros.

De repente, a los árbitros puede no gustarles el que McDonald reclame mucho. Pero, lo que tienen que hacer es amonestarlo cuando reclame. No es aceptable que, por esos reclamos, permitan que los rivales lo cierren a patadas en todos los partidos como si nada.

A ver: el que un jugador violente el reglamento no es razón para los árbitros se hagan los desentendidos cuando ese mismo jugador es víctima de faltas y hasta de agresiones. Eso no es aplicación del reglamento.

Y hay otros jugadores que están pasando por lo mismo. En el Club Sport Cartaginés, por ejemplo, le ocurre de manera recurrente a Mauricio Montero. Sí es cierto que es un jugador que pega mucho. Pero le están dando duro y los árbitros, como si nada.