“Vender humo: Tratar de convencer con palabras o argumentos carentes de sentido”. Así está en la Real Academia Española (RAE), cuando por allá del año 2018 lo aceptó en su diccionario. Sin embargo, “vender humo” es un término que en fútbol ya hace muchísimos años se instauró… y llegó para quedarse, precisamente con esa acertada terminología en que la ha clasificado la RAE.
Recientemente Reinaldo Lewis, periodista y director de esta página deportiva, decía que Hernán Medford vendía humo cuando afirmaba que el futbolista Marcel Hernández era uno más dentro del plantel. Reinaldo tenía razón: el jugador no es uno más, y ya veremos si Cartaginés logra suplir con Róger Rojas y David Ramírez la ausencia del cubano goleador.
Pero, la venta de humo no queda ahí. Es evidente que hay jugadores superiores a otros, jugadores que hacen diferencia (por eso son titulares y no suplentes), jugadores estrellas (tasados por un monto mayor en el mercado) y jugadores que se convierten en fichajes de lujo para una u otra institución.
Pero, también, se vende humo en la dirigencia, cuando se lanzan cortinas distractoras y se “enjuicia” de parte de unos y otros por los movimientos económicos que se hacen en algunas instituciones. Se vende humo cuando no hay argumentos. Si alguien tiene prueba de una situación dolosa en algún club de nuestro fútbol, mucho bien haría si interpone las denuncias respectivas ante las autoridades correspondientes. Mucho mal se hace cuando se “vende humo”.
No se vale manchar a un club porque hizo una u otra inversión, y porque el club desde el cual se lanzan estas acusaciones no las hizo. Flaco favor se hace a la imagen del balompié nacional, de por sí tan alicaída.
Será la Federación Costarricense de Fútbol, la Unafut… y los entes rectores del deporte nacional los que establezcan los controles para que estas cosas no se den en los clubes. Mientras tanto, nadie puede tirar la piedra y esconder la mano.
