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Mirada Incisiva

La realidad de la regla sub 20 en el fútbol nacional

Mauricio Wright, técnico del Saprissa, manifestó el martes, después del partido contra Guadalupe F.C. que terminó igualado 1-1, que la regla sub 20, que exige a todos los clubes de la Primera División del fútbol nacional a incluir jóvenes menores de 20 para acumular como mínimo 1.440 minutos al final de cada torneo, no debería ser una obligación, sino que los jugadores deberían ganarse en la cancha la opción de ser tomados en cuenta.

Lo que en principio parece una norma puesta en marcha para promocionar valores nuevos, es un engaño, porque al final de cuentas los entrenadores se ven obligados a alinear futbolistas que, en muchos casos, no cumplen, no están preparados o, simplemente, no tienen la calidad para jugar en la máxima categoría.

Bien lo dice el estratega saprissista: el joven debería alzar la mano y demostrar en cancha que es capaz de ganarse un puesto en su equipo sin necesidad de una regla que le imponga al entrenador su alineación cada domingo.

Curiosamente, esta situación no ocurre. Es decir, la nueva camada de futbolistas, los que están llamados a ser el recambio generacional, no aparece. Ejemplos hay muchos; comencemos por la Selección Nacional. ¿Cuánto hemos esperado que aparezca el sustituto de Bryan Ruiz? Hace ocho años Costa Rica lo busca y aún no lo encuentra.

Otro ejemplo, el Saprissa. Los morados siguen dependiendo de jugadores como Michael Barrantes, Mariano Torres y Christian Bolaños para ser altamente competitivos. El martes anterior, sin los dos últimos, el campeón nacional se vio desdibujado y por un tiempo superado por su rival.

• “El joven debería alzar la mano y demostrar en cancha de que es capaz de ganarse un puesto en su equipo sin necesidad de una regla que le imponga al entrenador su alineación cada domingo”

Posiblemente, eso hizo que Wright reaccionara y manifestara su pensamiento acerca de la norma. Y es que, aunque la directiva morada se empeña en promocionar jóvenes con la idea clara de venderlos al exterior, ninguno de ellos llena los ojos del aficionado y mucho menos de los cazatalentos foráneos.

Si tanto en el Saprissa, como en Alajuelense, en Herediano e incluso en Cartaginés, la columna vertebral está conformada por veteranos, es porque los jóvenes que aguardan no tienen la suficiente calidad ni talento para desbancar a los consolidados.

De lo contrario, se abrirían campo a fuerza de buen juego, como en su momento lo hicieron Rolando Fonseca, Hernán Medford, Paulo Wanchope y Juan Carlos Arguedas, por mencionar algunos.

Otra situación que atenta contra el afianzamiento de nuevos pinos tiene que ver con la no participación de las selecciones menores en campeonatos mundiales, un fenómeno que se ha venido haciendo habitual en los últimos 10 años.

Sin ese proceso al cual es sometido el joven en una selección menor -de fogueos, de roce constante, de medir fuerzas con otros talentos, de viajar, de concentrarse, en pocas palabras de madurar-, el paso hacia la Primera División parece convertirse en un salto enorme e insalvable.

Por eso, cuando jugadores como los antes mencionados debutaban en la primera división de sus clubes, ya acumulaban 50 o 60 partidos internacionales, que hacían muy fácil la adaptación a la máxima categoría.

Al descuidarse esa franja de edad y dejar de asistir con frecuencia a las Copas del Mundo se cortó un proceso vital para la consolidación de los jugadores del futuro.

Hoy, Costa Rica sufre las consecuencias.

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