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Mirada Incisiva

Fútbol tico se quedó sin puertos

Por una extraña circunstancia la primera división del fútbol costarricense se quedó sin puertos. Ni Puntarenas ni Limón engalanan nuestro deporte rey, principalmente por malos manejos administrativos que llevaron a ambos equipos a descender a la segunda categoría y, en el caso de los del caribe, a ser confinados al balompié aficionado de Linafa.

Todavía era un niño cuando leía en los diarios nacionales o en las revistas Afición y Sol y Sombra de las hazañas de Gerardo “Cebolla” Gutiérrez, un romperredes implacable que hacía vibrar el Lito Pérez en cada juego de aquel maravilloso Municipal Puntarenas de 1978, dirigido por Antonio Moyano Reyna (q.e.p.d.). Junto a aquel pequeñito delantero, con la camiseta naranja y el número 7 en la espalda, hacía sus primeras armas Jorge Manuel “Gugui” Ulate, quien, unos años más tarde, la rompería en Alajuelense. Y un mediocampo, comandado por el exsaprissista Jimmy Grant, un futbolista de enorme elegancia e inteligencia y secundado por el mayor de los “Pistones”, Tomás Eduardo Velásquez. Y en la portería el extraordinario Didier Gutiérrez, el hombre de la boina.

Ese Puerto llevó alegría a todos los rincones del país gracias a su fútbol espectacular, siempre combinado con la garra típica de los puntarenenses. Al final de la temporada terminó subcampeón ante el empuje de un Herediano que ese año se sacaría de encima 17 años de sequía sin alcanzar el título nacional.

Ocho años después, otro maravilloso equipo porteño, conquistó el ansiado cetro en una emocionante final frente a Liga Deportiva Alajuelense, a la que derrotaron en el coquetón Lito Pérez y empataron en el Morera Soto con el inolvidable gol de Juan Carlos Díaz.

Y ni qué decir de la hazaña alcanzada por Puntarenas FC, de la mano del técnico Luis Diego Arnáez, que se paseó por toda Centroamérica para dejarse el cetro de campeón regional, al derrotar nada menos que al Olimpia de Honduras en Tegucigalpa.

Años después, malos manejos llevaron al Puerto a la segunda división, categoría de la cual no ha vuelto, pese a estar cerca en varias oportunidades. ¿Cuánto tardará ese ansiado retorno?

Limón al vacío

La historia del otro Puerto, el del caribe, es más triste. El viernes pasado, a las 5 p.m., Limón F.C. quedó oficialmente descendido al fútbol aficionado. Fue el triste corolario de una pésima administración, que vivió momentos tensos, cambios de dueño, ilusiones pasajeras y al final una triste decepción.

Estaba en el colegio cuando aquel extraordinario equipo limonense, comandado por LeRoy Sherrier Lewis (q.d.D.g.) llenaba todos los estadios de este país, domingo a domingo. Con una generación maravillosa, donde sobresalían Gerardo Granja, custodio garante del arco; Dennis Marshall, un central de una categoría impresionante y una pegada poderosa; volantes como José Contreras Tenorio, Guillermo Fuller y Mario McKenzie; y adelante, el Lic. Howard Rooper, pura velocidad y olfato de gol.

Cada encuentro de la Asodeli era una fiesta, no solo por la alegría con que jugaba, sino por el sabor que desataba su afición en las gradas, con música, cantos y un arco iris de colores que hacían de un partido de fútbol todo un espectáculo.

Ese Limón debió salir campeón, pero se topó con el Herediano en la final del torneo. Los florenses ganaron en su patio 4-1 y aunque cayeron 2-1 en el Ricardo Saprissa (sede de los porteños para esa final) les alcanzó para dejarse la corona. Incluso, esa escuadra verdolaga terminó primero de las tres vueltas de ese torneo, superando por un punto al Saprissa, con el que mantuvo un cerrado duelo durante todo el certamen.

Aporte al fútbol

Lo lamentable de la ausencia de estos dos equipos, no solo es todo lo que los rodea, sino la pérdida de oportunidades que afrontarán los futbolistas de ambas provincias.

Tanto Puntarenas como Limón han sido semilleros de nuestro balompié. Todos los equipos se han nutrido y han desangrado al club del caribe. Su cantera es inagotable y solo por mencionar algunos nombres recordamos a Roy Nelson, Vicente Wanchope, Reinaldo Mullings, Enrique Rivers, Enrique Díaz, Roy y Michael Myers, Javier Cuza, Julio Fuller, Rodolfo Mills, Kurt Bernard, César Hines, Mayron George, Andy Herron, entre una infinidad de talentos surgidos debajo de cada piedra de la hermosa provincia del Caribe.

Todos ellos hicieron sus primeras armas en la Asociación Deportiva Limonense, ahí despuntaron y de ahí partieron hacia otros clubes.

¿Qué será del futuro de tantos y tantos jóvenes que brillan en las canchas abiertas, en las playas, en las bananeras que hoy, sin la posibilidad de mostrarse se quedarán con la ilusión de llegar a la primera división?

Ojalá la experiencia de los dos Puertos, como en el pasado la de Barrio México, Asociación Deportiva Ramonense y Turrialba F.C. por mencionar algunos clubes históricos de nuestro fútbol, sirva para corregir los errores que un día los llevaron a abandonar la categoría mayor para nunca más volver.

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