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Mirada Incisiva

El nivel del fútbol tico

El blog del periodista Luis Álvarez Chavarría en Deportescr

Después de la gran victoria que sacó Herediano el domingo anterior en el Ricardo Saprissa, donde acabó con el invicto morado de 31 juegos como local (28 de ellos en San Juan de Tibás), los florenses marchan con paso perfecto en el Torneo Apertura 2023 del fútbol nacional.

Sin embargo, y a pesar de su muy buen rendimiento, los florenses cruzaron la frontera Norte, y a duras penas pudieron sacar un empate en su visita al Diriangén, de Nicaragua, por la Copa Centroamericana.

Resulta difícil entender cómo un equipo que en nuestro patio se erige, hoy día, como el más gallo y así lo acreditan sus números, vaya a sufrir contra un rival que, en el papel y la teoría, es inferior.

Pongo el ejemplo de los florenses para generalizar el mal momento que vive el fútbol tico, que ha ido perdiendo su hegemonía ya no en Concacaf, sino en Centroamérica.

La semana anterior Alajuelense tuvo un partido complicadísimo contra el Olancho de Honduras. Ojo, no estamos hablando de un club tradicional como Olimpia, Motagua o Real España. Tampoco decimos que sea un equipo malo porque no lo es, pero para la calidad de planilla de los manudos esa estrechez de resultado no va acorde.

Recordemos que los rojinegros perdieron no hace mucho una final en el Morera Soto ante Olimpia y, por supuesto, la penosa eliminación ante el Guastatoya de Guatemala, también en Alajuela.

El Saprissa tampoco se escapa a este fenómeno. En su última participación en el certamen regional fue eliminado por el Comunicaciones de Guatemala, y el Cartaginés tuvo un paso horroroso, luego de quedar campeón nacional, al ser descalificado por el Real España, que seguidamente también eliminó al Herediano.

Un fútbol que va perdiendo hegemonía

Recientemente, antes de iniciar el torneo, en plena pretemporada, el San Miguelito de Panamá vino a Costa Rica y jugó un amistoso ante los morados con resultado de 4-1 a favor de los panameños.

No podemos olvidar el papelón de los florenses, eliminados por el Diriangén no hace mucho tampoco.

Ojo, estamos hablando de los cuatro equipos tradicionales de este país que, con planillas millonarias y con todas las condiciones de infraestructura y demás, ya les resulta un mal sueño cuando no una pesadilla atravesar las fronteras centroamericanas.

Es claro entonces comprender por qué a la Selección Nacional también se le atragantan los rivales del área. El fútbol nacional ha ido perdiendo esa hegemonía que mantuvo durante décadas sobre el resto de Centroamérica y durante algún tiempo sobre Estados Unidos.

Ya eso es cosa del pasado. Pensar en estos momentos en pelar en Concacaf se antoja harto difícil, pues si nos cuesta superar a los centroamericanos, la batalla con los del Norte está, de entrada, complicada, por no decir del todo, perdida.

Algo hemos dejado de hacer que nuestros vecinos del istmo nos han alcanzado y superado. Es curioso que países como Nicaragua y Panamá con miles de problemas de infraestructura, con ligas semiprofesionales o amateur nos compliquen la vida en cada enfrentamiento que tenemos.

Este fenómeno debería ser tomado en consideración por los dirigentes, que no parecen darse cuenta de que el nivel del fútbol tico está por los suelos mientras ellos se desangran en batallas internas por mantener cuotas de poder en detrimento de nuestro deporte favorito.

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