No es un fenómeno solo de la política. Lo es también del mundo del deporte. Y en el caso costarricense, el fútbol no ha sido la excepción. La pandemia por el COVID-19 se ha venido utilizando, de manera sistemática, como el pretexto ideal para controlar la información.
Es una práctica inescrupulosa, detestable e inmoral, que debe cesar de inmediato. La pandemia no tiene nada que ver con esas ansias de muchos dirigentes por que se diga solo lo que ellos quieren, cuando ellos quieren y porque ellos quieren.
Es entendible que no hay condiciones para realizar conferencias de prensa como las que tradicionalmente se daban antes de la pandemia. Pero, una de las pocas cosas buenas que nos ha traído esta experiencia es el redescubrir la capacidad de reinventarlos y sacar provecho a la tecnología.
Y eso permite realizar conferencias de prensa bajo otros esquemas que no afectan el concepto esencial de que los dirigentes contesten las preguntas de los periodistas, como una forma de llegar a los aficionados.
Hoy mismo hemos sido testigos de dos casos verdaderamente patéticos. Primero, desde la UNAFUT, le dieron largas al tema de los contagios en la Asociación Deportiva Santos y luego envían un comunicado que, sinceramente, deja más preguntas en el aire que aquellas que responde.