Siempre me he preguntado por qué los dirigentes de nuestro fútbol hacen reglamentos que no están dispuestos a acatar. Si ellos organizan sus torneos y manejan el fútbol, ¿acaso no sería posible que simplemente limiten las disposiciones reglamentarias a aquellas pocas cosas que podrían cumplir sin problemas?
Esto lo digo porque cada vez que se produce alguna sanción a un jugador, un técnico o un dirigente, desde los equipos se hace hasta lo imposible por evitar su aplicación. Desde mi punto de vista, sería más fácil y, más transparente no aparentar. Después de todo, si quieren jugar con reglas acomodadas para poder manejar las cosas como quieran, es mejor decirlo directamente.
El tema vuelve al tapete ahora que el Comité de Ética de la Federación Costarricense de Fútbol (FEDEFUTBOL) sancionó con un año fuera de toda actividad relacionada con el fútbol a Jafet Soto, Orlando Moreira y Pablo Salazar.
La sanción está vigente, aunque no en firme, porque el Tribunal de Apelaciones debe resolver una gestión del Club Sport Herediano tendiente a forzar que se levante la medida mientras se analiza y resuelve una apelación sobre el fondo del asunto.
Pero, no había terminado de comunicarse el fallo inicial cuando el presidente de Fuerza Herediana, Juan Carlos Retana se apresuraba a explicar que Soto podría seguir con sus funciones como gerente general del Herediano sin problemas, porque ese rol no tiene nada que ver con lo deportivo.
Extraña argumentación viniendo de un abogado. Tal vez me falte preparación académica en el tema, pero no alcanzo a entender cómo gerenciar un equipo de fútbol no tiene nada que ver con lo deportivo. Es un equipo de fútbol, no otra cosa.
Y decía Retana que, en el caso de Moreira, nada le impide seguir como vicepresidente de Fuerza Herediana, porque esa posición tampoco tiene nada que ver con fútbol.
