El camino al infierno está lleno de buenas intenciones. Aunque no dudo que el Comité Ejecutivo de la Federación Costarricense de Fútbol esté pensando en cómo ayudar a Luis Fernando Suárez a enderezar el rumbo de la Selección Nacional, cada día más lejos de Catar 2022, el entuerto que se jalaron estos señores no tiene nombre.
¿Para qué nombrar a cuatro asesores que, supuestamente, aconsejarán al seleccionador nacional para salvar la clasificación al Mundial?
En primer lugar, ese trabajo lo hacía una sola persona, Carlos Watson, bien o mal, más lo último que lo primero, pero una persona. Ahora estarán los gerentes deportivos Jafet Soto (Herediano), Robert Garbanzo (Guadalupe), Víctor Umaña (director ejecutivo del Comité Organizador Local del Mundial femenino Sub 20) y Angel Catalina (Saprissa).
Esta comisión solo tendrá como única función asesorar a Suárez. ¿Y el resto de selecciones nacionales? ¿Serán vinculantes los acuerdos, decisiones, o consejos que estos cuatro caballeros le propongan al colombiano? Porque ellos podrán plantear y proponer infinidad de ideas, pero si al técnico no le da la gana acatarlas o no está de acuerdo con ellas, entonces será tiempo perdido.
Por ejemplo, una persona con la capacidad de Jafet Soto, de probada trayectoria con resultados en Herediano, no creo que quiera perder su tiempo si sus planteamientos no son escuchados.
De igual forma, el español Ángel Catalina, de quien se dicen muy buenas cosas en el manejo de datos y estadísticas aplicadas al juego, ¿tendrá el suficiente conocimiento del medio como para asesorar a Suárez?
• Creo que esta comisión podría aportar más si, por ejemplo, se les encargara trazar un plan de reestructuración y renovación del balompié tico de cara al próximo Mundial, en Estados Unidos, México y Canadá.
Pareciera que los nombramientos de Jafet y Catalina son una imposición de Orlando Moreira y Juan Carlos Rojas. De hecho, el presidente morado publicó un tuit sarcástico agradeciendo la disposición de los miembros de la nueva comisión y tirándole una pedrada directa a Agustín Lleida, quien fue invitado a formar parte, pero declinó el ofrecimiento.
Y no deja de tener razón el manudo, pues sabe que, en este mismo momento su prioridad es que a su compatriota Albert Rudé, nuevo timonel rojinegro, le vaya bien, porque, de lo contrario, ambos podrían perder su trabajo al final de la temporada.
Recordemos que a Lleida le han dado carta blanca en Alajuelense y, desde su llegada al club en 2018, y concretamente al puesto de gerente deportivo, en abril del siguiente año, el club solo ha ganado dos títulos, la 30 y la Liga Concacaf, ambas en 2020. Por ello, su prioridad es sumar campeonatos, no ir a la Federación y menos a una comisión donde, primero, no se sabe si las decisiones son de acatamiento obligatorio por parte del técnico; y, segundo, donde está Jafet Soto, con quien mantiene una muy agria relación. Demasiado desgaste para el español.
Creo que esta comisión podría aportar más si, por ejemplo, se les encargara trazar un plan de reestructuración y renovación del balompié tico de cara al próximo Mundial, en Estados Unidos, México y Canadá.
Además, reformar la forma de jugar el campeonato nacional, a todas luces, cada vez más mediocre, sin emociones, sin intensidad ni vértigo.
También ver cómo hacemos para ir a los Mundiales menores, replantear el trabajo que se hace en divisiones inferiores para que los muchachos tengan actividad constante, con o sin pandemia, porque el fútbol se está muriendo y no sale nada de la cantera.
Todo esto se refleja en una Tricolor aburrida, carente de ideas, sin sistema, aunado a un entrenador que parece deambular, desinteresado, frustrado por no encontrarle la vuelta a un equipo lleno de jugadores desgastados y jóvenes de cristal que no soportan la crítica y al menor contraste prefieren renunciar o pelearse con todo aquel que los señale.
