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Mirada Incisiva

Brasil y la crisis que vive su Selección

El Blog de Fútbol del periodista Luis Álvarez.

No suelo hablar mucho de balompié internacional, pero en esta ocasión quiero referirme al momento que vive el fútbol de Brasil, a nivel de selección nacional.

Me aprovecho del cambio de timonel del “scratch do oro”, anunciado este domingo 7 de enero, cuando la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) destituyó a Fernando Diniz y en su lugar nombró a Dorival Junior.

Entre sus atestados más importantes, Junior destaca por haber ganado la Copa Libertadores con el Flamengo en 2022 y la Copa de Brasil con el Sao Paulo en 2023.

Diniz fue destituido debido a los pésimos resultados en la eliminatoria, donde en estos momentos marcha en el sexto lugar. Además, perdió los últimos tres compromisos, incluida la derrota por 0-1 ante Argentina en el Maracaná, que supuso la primera caída de Brasil como local en partidos eliminatorios.

Lo que me llama la atención es que, aparte de que la verdeamarelha es un desastre futbolístico, pareciera que en el ámbito dirigencial no anda muy lejos.

Primero, por el hecho de darle las riendas de su seleccionado al técnico del Fluminense; es decir, una función compartida, algo inimaginable en cualquier parte del planeta, mucho menos en el país más ganador de la Copa del Mundo.

Segundo, la prensa brasileña daba casi por un hecho que su nuevo seleccionador sería el técnico del Real Madrid, Carlo Ancelotti; sin embargo, este prefirió -como lo dijo en todo momento- renovar su contrato con el club merengue.

En algún momento se pensó también en Pep Guardiola; no obstante, el español dijo en su oportunidad que Brasil debía tener un técnico de ese país.

¿Y las figuras de Brasil?

Pareciera que nadie quiere comerse la bronca de asumir a la escuadra brasileña. Y es que la presión de no ganar una Copa del Mundo desde 2002, cuando se coronaron pentacampeones en Corea – Japón, ya hace mella en sus seguidores.

Pero, además, diría yo, es que hoy por hoy la calidad de los futbolistas de ese país ha disminuido considerablemente, en relación con seleccionados históricos como, por ejemplo, el maravilloso e irrepetible equipo de 1970 con Pelé, Rivelino, Tostao, Gerson, Jairzinho, entre otros, comandados por Mario Lobo Zagallo, recién fallecido.

O el de 1982 que, aunque no fue campeón del mundo, deslumbró con su “jogo bonito” con Zico, Falcao, Sócrates, Toninho Cerezo y Eder, con Telé Santana como técnico.

El equipo de 1994 que, sin ser un dechado de fútbol vistoso, tenía jugadores extraordinarios como Romario, Bebeto, Branco, Dunga y Taffarel, entre otros, de la mano de Carlos Alberto Parreira.

Y ni qué decir del cuadro de 2002 con una constelación liderada por Ronaldo, Rivaldo, Ronaldinho, Roberto Carlos y Cafú. Luis Felipe Scolari era el entrenador.

Desde ese mundial Brasil se ha dedicado a coleccionar fracasos pero, además, ha mermado la producción de verdaderos cracks. Hoy, podríamos mencionar como sus principales referentes a Neymar, lesionado; Vinicius Jr. y Rodrygo, Raphinha, Eder Militao y Casemiro, entre otros, todos muy lejanos al estatus de estrella al que la afición brasileña se acostumbró a lo largo de las décadas.

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