Mauricio Wright asumió la dirección técnica de Saprissa sin mucho alarde ni promesas de una revolución de fútbol como algunos de los antecesores en ese banquillo, precedido incluso de un papelón del presidente morado, Juan Carlos Rojas, quien en conferencia de prensa, dijo primero que era asistente, luego que era técnico y luego que asistente… en fin. Eso quedó atrás.
Con pocos reflectores y sin ser el favorito de la prensa ni de la afición, el ex futbolista que fue mundialista en 2002 e incluso puso su nombre entre los anotadores de Copa Mundo, empezó a trabajar hasta coronar con éxito una tarea que parecía imposible: levantar a Saprissa y hacerlo campeón.
La carrera de Mauricio Wright no deja de ser interesante, pero, repito, no es de esos que cuenta con relacionistas públicos en los medios de comunicación. Desde siempre ha sido así: habiendo tenido una carrera deportiva destacada, repito, nunca gozó de las portadas de los medios… hasta que por sus méritos se fijó en ellas.
¿Quién puede olvidar que fue el técnico que hizo campeón a Brujas hace poco más de una década? Fue en el Invierno de 2009 que también posó su nombre en una selecta lista de técnicos campeones a nivel nacional, con equipos no tradicionales. Con Saprissa, Alajuelense y Herediano, desde luego que es más fácil.
Es cierto que Wright ha pasado por otros banquillos; el mismo Herediano, Cartaginés, Pérez Zeledón. Hasta en Guatemala ha tenido suceso, habiendo cosechado con Malacateco su mejor época al llevarlo a instancias finales.
Al llegar a Saprissa por un periodo que tenía fecha de caducidad pronta, y conociendo el ADN morado, se vio la garra, el coraje, se notó aquello de que “no se repartan nada mientras Saprissa esté vivo”.
Todo el mérito del título debe ser de Mauricio Wright. Es de él; que a nadie le quepa duda. Si esto le sirve o debería servirle para seguir en el banquillo… solo el tiempo lo dirá. Quizá algún día Saprissa le pueda dar oportunidad de montar un proceso.
“No soy un técnico permisivo. No me gusta decirles cosas a los jugadores en las que después me vaya a contradecir. Me gusta hablarles de frente”, fueron las primeras palabras del técnico morado cuando llegó a un abatido Saprissa.
Como lo he dicho a lo largo del torneo, la dirigencia debe tomarse más en serio las decisiones que toma a la hora de elegir un técnico. Como lo mencioné en su momento, los estilos de Centeno, Myers y Wright en nada se parecen. Fueron tres técnicos muy distintos, con personalidades y estilos diferentes, y con evidentes resultados que marcan grandes diferencias.
En media semifinal con Alajuelense, no sé si porque seguían sin tenerle confianza a Wright, la dirigencia morada anunciaba a un nuevo gerente deportivo. Parecía que era como el cierre de la temporada y el anuncio de una nueva era. Ya hablaremos de este cambio gerencial.
Lo cierto es que Mauricio Wright y jugadores en cancha avanzaron contra la Liga, le quitaron el invicto, dejaron tendido al campeón y empezaron a soñar para ganar un título que llega a borrar un sufrimiento intenso en la afición morada durante todo el torneo.
Con coraje, con estilo propio, con más acción en la cancha que verbo fuera de ella, Wright inscribe su nombre en la historia morada y los saprissistas retoman el ánimo y la ilusión para mantenerse como el equipo más ganador de la historia de Costa Rica.
Al escribir esta columna, el técnico campeón con Saprissa libra otra batalla ante el COVID-19, Dios le ayude y los médicos puedan hacer lo suyo, porque, repito, la carrera del ex defensor nacional retoma un nuevo aire en los banquillos.