Confieso que la idea de la columna la tomé de un posteo en Facebook del abogado y periodista José Luis Páez Arroyo. Luego del triunfo, 1-2, de la Selección Nacional de Fútbol ante Martinica, el pasado sábado 25 de marzo, recordó que en más de 20 años no ha cambiado mucho nuestro balompié, desde la derrota de Costa Rica ante Barbados, en esa nación, en el inicio de la ronda de cuadrangulares de la eliminatoria rumbo al Mundial 2002.
2-1 perdió la Selección Nacional dirigida entonces por Gilson Siqueira. Yo estuve cubriendo ese partido para Grupo Extra. Así que nadie me tiene que contar sobre el rendimiento y realidad de nuestro fútbol. Y, desde luego, fui de los “privilegiados” en ver una derrota que nadie hubiera presupuestado nunca. Menos, cuando ese combinado de Barbados estaba lleno de futbolistas no profesionales. Muchos ejercían como taxistas, como barberos…
Lo cierto es que esa eliminatoria, finalmente, nos dio el mejor resultado que en la historia hubiéramos obtenido: terminamos de primeros, alcanzamos incluso en ese lapso el premio de la FIFA como la Selección de mayor avance. Se marcaron muchísimos hitos, como ganar en el Azteca, ganar en Tegucigalpa… en fin. Ya todo ese trayecto fue con Alexandre Guimaraes como técnico.
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Nada debe o nada debería escandalizarnos en nuestro balompié. Ganar por la mínima a Martinica, aunque algunos digan que es una selección desconocida, no debe sonrojarnos. Ganamos y punto.
Lo cierto es que, con Cuba, rumbo al Mundial 2006, avanzamos sin ganarles y fue la combinación de resultados y el reglamento el que nos permitió superar la serie… Y también es cierto que en el Mundial 2014 Costa Rica fue la Selección que más dio de qué hablar. Ese es nuestro fútbol. De grandes luces y de una gran cantidad de sombras.
En Selección Nacional no trabajamos para otra cosa
Si pudiéramos decir que nuestro rendimiento es irregular, sería un eufemismo bastante preciso. No hay que “matar” a nadie porque apenas le ganemos a Martinica. No es el resultado esperado según muchos, pero es que no trabajamos para otra cosa… ¿cuál es el rendimiento en nuestro torneo local como para que deslumbremos con la Selección Nacional? Con lo que hemos visto en los últimos 10 torneos nacionales, de manera seria, nadie puede pensar que vayamos a Martinica a meter 10 goles ni 5, ni 4, ni 3.
Efectivamente, estamos en un peligroso cambio generacional para el cual nadie nos ha preparado. Digo peligroso porque se va la más grande generación de futbolistas, por sus logros en Europa y por ese rendimiento en Brasil y porque nos clasificó a tres mundiales mayores de manera consecutiva, como nunca antes ninguna otra lo hizo.
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Peligroso porque no se planificó ese cambio. Tenemos 10 años de estar desaparecidos en el concierto de selecciones menores. Igualmente, uso el eufemismo de desaparecidos para no decir malas palabras y, no hay por qué: esa es nuestra realidad.
Hubo grandes épocas… aunque muchos hablen de la era de los Chaparritos de Oro, lo cierto es que selecciones como México le metían siete goles como tomar agua. Hubo grandes épocas como la era del 2000 al 2010, en la cual hasta volvimos a Olimpiadas y éramos casi que eternos participantes en cualquier competición menor en FIFA.
También los clubes han tenido sus buenos momentos y han reinado en Concacaf en varias épocas.
¿Y el desorden?
Casi que por consenso podríamos estar de acuerdo en que si tenemos malos resultados es por nuestro desorden, por nuestra falta de planificación y por las decisiones apresuradas de la dirigencia. Y, los buenos resultados, no son necesariamente por grandes planes. Son en su mayoría porque tenemos buenos jugadores y por el trabajo de técnicos de turno. Algo habrá también que agradecer a los dirigentes del momento.
Lo cierto es que hasta ahora tenemos un entrenador (triple veces mundialista) que inicia una nueva era y un nuevo proceso tras haber culminado un Mundial mayor. Eso sí es inédito. Nunca había pasado. Pero nadie lo reconoce. Seguimos pensando que, tras cada derrota, tenemos que poner un nuevo técnico.
Si me preguntan, pienso que Luis Fernando Suárez es el indicado para la Selección Nacional, y tenemos que dejar de hacerle mal ambiente a él o a otros según nuestros colores o intereses comerciales y televisivos que lamentablemente también han entrado a jugar desde hace mucho en las decisiones de nuestro balompié.
Si lo quitan, no pasa nada. Al rato venga alguien que se aburra, o uno mejor. No sabemos. El frío no está en las cobijas. Necesitamos procesos más serios, planificación, pensar a largo plazo…
De haberle ganado a Martinica 5-0 tal vez habría menos bulla negativa, pero tampoco reflejaría que nuestro fútbol está en lo más y mejor, y eso, lamentablemente, es lo que nadie ve. Nuestro fútbol no está peor por haber ganado solo 1-2, pero tampoco estaría mejor si hubiéramos traído un 0-5. Se requiere más seriedad para el análisis y la prensa bien podría contribuir.
