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Mirada Incisiva

Recambio generacional ha sido un fracaso de la FEDEFUTBOL

La convocatoria de Christian Bolaños y Álvaro Saborío para el choque ante Estados Unidos deja algo bien claro y es que, por ahora, la operación Catar 2022 es alta prioridad. No importa cómo; lo importante es clasificar.

Por ello, el tan mentado y añorado recambio generacional seguirá siendo un pendiente, pero cada día que pasa adquiere tintes de fracaso para la Federación Costarricense de Fútbol, que ha tenido ocho años para realizarlo. ¿No ha podido o no ha querido?

Para ser justos, creo que hay de los dos ingredientes: hace cuatro años, para Rusia 2018, se quiso exprimir el jugo de la hazaña en Brasil 2014 cuando, claramente, con cuatro años más en sus espaldas, ya había jugadores que no les alcanzaba para rendir al 100%.

Oscar Ramírez hizo una eliminatoria bastante aceptable sin llegar a fenomenal. Pero no arriesgó por el cambio generacional; prefirió ir a lo seguro con la mayoría de los futbolistas que brillaron en suelo brasileño. El único jugador convocado por Ramírez, que parecía perfilado a convertirse en sustituto de esa generación fue Ian Smith, en ese entonces con 20 años. Al final se diluyó.

Hoy, ocho años después del mundial más brillante en la historia del fútbol costarricense, los técnicos siguen apostando por esa generación, de la cual solo Keylor Navas se mantiene al más alto nivel. Casi todos los demás han retornado al país, porque ya sus condiciones y rendimiento no les alcanza para competir en el primer mundo.

• ¿Qué pasa en divisiones menores? ¿Hace cuánto no clasifica una selección menor a un mundial? Tal vez muchos no dimensionan el perjuicio que sufre el fútbol nacional con las reiteradas ausencias de los jóvenes en Copas del Mundo.

Lamentablemente, se desperdiciaron ocho años y todavía no se vislumbra quién pueda sustituir a Bryan Ruiz, Celso Borges, Joel Campbell, Oscar Duarte y, mucho menos a Keylor Navas. Incluso, metamos en ese paquete a Bolaños y Saborío, quienes, con 37 y 39 años, respectivamente, todavía siguen en convocatoria.

Y aquí es donde deberíamos volver los ojos hacia abajo. ¿Qué pasa en divisiones menores? ¿Hace cuánto no clasifica una selección menor a un mundial? Tal vez muchos no dimensionan el perjuicio que sufre el fútbol nacional con las reiteradas ausencias de los jóvenes en Copas del Mundo.

No solo es jugar en esta cita; es lo que viene detrás, el bagaje futbolístico que acumula un muchacho que, llevando correctamente un proceso mundialista, puede llegar a sumar 60 o 70 partidos internacionales, más giras al exterior, roce con futbolistas de mejor nivel, en fin…

Cuando a un jugador que logra ir a un mundial sub 17 y otro sub 20, le toca dar el salto a la Mayor no suele tener ningún problema, porque ya lleva sobre sus espaldas el suficiente roce para adaptarse con facilidad a esta nueva etapa. Ya sabe lo que es enfrentar partidos eliminatorios, ambientes adversos y hostiles, jugar contra rivales más calificados y tendrá esa ambición de regresar a un mundial esta vez con una representación mayor.

Pero si no se queman esas etapas todo el proceso se complica y la adaptación no es tan sencilla. Por ello, hoy vemos cómo les cuesta a los jóvenes levantar la mano para ocupar el sitio de Ruiz, Borges, Navas, Tejeda, Campbell, Bolaños y otros. Pese a que su calidad es innegable, algo no les permite sobresalir y a la hora de la verdad se arrugan y dejan salir lo que muchos han denominado la generación de cristal.

Es por eso que resulta imprescindible que la FEDEFUTBOL refuerce los planes de trabajo en divisiones menores, que busque los mejores entrenadores. La infraestructura ya la tiene; el punto es conseguir los guías que moldeen los futuros talentos que, quiérase o no, deberán sacar la cara por el país para la próxima eliminatoria, porque ahí sí es cierto que los héroes de Brasil 2014 serán solo un maravilloso recuerdo.

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