Los integrantes de Puntarenas FC y la Asociación Deportiva Guanacasteca dejaron ver sus lados más deplorables en momentos en que se requería de mucho sentido común.
Se montaron en una desastrosa dinámica iniciada por un sector de los seguidores del conjunto porteño, que se ubicaron en la gradería detrás del marco que defendí Guanacasteca en la primera parte del encuentro.
Cuando corrían cerca de 28 minutos de partido, esos aficionados, en una buena cantidad, comenzaron a replicar el grito de “Puto…” que se suele escuchar en los estados del fútbol mexicano. Lo hacían cada vez que el portero mexicano de Guanacasteca, Antonio Torres, intervenía en el partido.
Entonces, se vinieron dos llamadas de atención a través del sistema de sonido del estadio. Pero, no hubo reacción de parte de los aficionados. Por ello, el comisario de UNAFUT, Fabricio Chaves, dio al árbitro Adrián Elizondo, la orden de detener el partido.
Tras cinco minutos de suspensión, desde los 35 minutos en adelante, se retomaron las acciones. Pero, tras el descanso, la cosa se puso peor.
Del lado de Puntarenas reclaman que el técnico de Guanacasteca, Horacio Esquivel, habría hecho gestos obscenos hacia los aficionados. Eso, no consta en ninguna de las imágenes de la televisión. Pero motivó los reclamos de Geiner Segura.
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En ese sentido, Esquivel dijo tras el juego, en la conferencia de prensa que “si me pica algo, tengo que rascarme. ¿O no puedo?”. Eso, en referencia al hecho de que se habría llevado la mano hacia sus partes nobles.
Y recordó que, tras el partido en Nicoya, entre estos mismos dos equipos, un comunicador de Puntarenas le acusó de haberle agredido. Pero, no fue castigado y eso pesa en el ánimo de la gente del puerto en procura de forzar algún tipo de sanción en su contra.
Por otra parte, na vez que regresaron para el segundo tiempo, el mismo sector de aficionados que se había metido con el arquero Torres, la emprendieron contra Steven Williams, con gritos racistas y algunos sonidos que se escucharon claramente en el estadio.
De la cancha a las gradas
El tema es que Williams se enganchó y comenzó a hacer señas hacia la gradería. Por ejemplo, les mostraba a los aficionados que i seguían los iban a sacar. Luego, cambió de tono y comenzó a mostrarles el 0 – 1 que reflejaba el marcador.
En medio de eso, de nuevo el comisario detuvo el juego. Corrían 55 minutos. Y allí se dieron varios encontronazos, en cuenta un empujó que le metió Segura a Esquivel.
El comisario Chaves entendía que para retomar el partido se debía desalojar a los aficionados de las gradas. Pero, la dirigencia porteña, encabezada por Silvia Bolaños, entendía que las dos interrupciones del juego obedecían a situaciones diferentes: una por gritos xenofóbicos y otra por gritos racistas.
Al final, los dos equipos se pusieron de acuerdo para seguir el partido a pesar de todas las situaciones que se presentaron. Eso, incluso después de que los de Guanacasteca aseguraban que no iban a salir de nuevo a la cancha.