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Mirada Incisiva

¿Por qué no un torneo de Copa?

De no mediar un milagro, la clasificación a la Copa del Mundo Qatar 2022 no será más que una nueva frustración.

Aunque algunos medios de comunicación y la Federación Costarricense de Fútbol le vendan la idea de que es posible ir al Mundial, el pobre rendimiento de la Tricolor aunado con la buena “performance” de rivales directos como Panamá y Canadá nos llevan a pensar que solo un resultado es posible y ese, lamentablemente, es quedar eliminados.

Si eso ocurre -y si no pasa también-, el balompié nacional debe entrar en un período de cirugía reconstructiva urgente. Un primer paso sería repensar la forma de jugar el torneo nacional, a todas luces aburrido, sin competencia y, lo peor, causante de algunos de los males de la Selección Nacional.

La idea de modificar el modelo de campeonato parece ser un quebradero de cabezas al que nadie quiere entrarle. Es más fácil jugar un certamen mediocre, ideado solo para hacer dinero y que no premia la regularidad. Un torneo en el cual se puede ser campeón en cuatro o seis partidos.

¿Por qué no variar el formato y, por ejemplo, jugar un torneo de copa, pero como Dios manda, no como han hecho aquí? Es decir, basta con buscar uno o varios patrocinadores para otorgar un premio en efectivo jugoso, no un trofeo que al final se llenará de polvo en una vitrina, eso si no lo regalan o se pierde.

Con un incentivo económico entonces los clubes tendrán que tomarse más en serio este certamen y no como se ha hecho en otras ocasiones que lo toman para foguear jugadores sin rodaje.

La idea entonces sería que los cuadros lleven por lo menos cinco o seis figuras de su formación titular para que así el público disfrute de un verdadero espectáculo. Por ejemplo, se imaginan ustedes a la Liga Deportiva Alajuelense jugando en una comunidad de Puntarenas, al Saprissa yendo de visita a Turrialba, al Herediano actuando en Golfito, al Cartaginés en alguna zona de Limón y así sucesivamente.

Solo piensen en la ilusión de esas aficiones lejanas que no tienen la posibilidad de ver a sus equipos e ídolos favoritos más que por la televisión, en el mejor de los casos, llegar con varias de sus estrellas a sus pueblos.

Hace unos días un amigo me contaba la anécdota de una serie entre el Espanyol de Barcelona y el SD Solares de la regional preferente, en la que en el choque decisivo el goleador perico Loren Morón, marcó un hat trick a su adversario.

Esos tres goles se convirtieron en su primer triplete como futbolista profesional y como no podía ser de otra manera, el futbolista siguió la tradición y se llevó el balón del partido.

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De hecho, uno de los jugadores de la SD Solares, Víctor Palacio, escribió en redes sociales después de saber que el jugador rival se había llevado el esférico: “Que nos devuelva el balón, que no andamos sobrados”.

Como respuesta al comentario, Morón le envió al modesto equipo 30 balones de fútbol. Pedazo de gesto de solidaridad del goleador perico.

Ante esto la respuesta de la SD Solares no se hizo esperar. “De una petición a un gran gesto. Loren, del Espanyol, nos envía 30 balones en compensación por su balón del ‘hat-trick’. Millones de gracias a un gran jugador, gran persona y gran club”.

Incluso, Víctor Palacio respondió también en redes sociales: “¡Loren! ¿Pero qué has hecho? Nos acaban de comunicar que Loren nos ha enviado un lote de balones de Adidas para La Estación”. Y añadió: “Eres un fenómeno, tanto dentro como fuera del campo. ¡Que este ‘hat-trick’ sea el primero de muchos! Eternamente agradecidos”.

Este simple gesto puede dar pie para que los grandes equipos nacionales, a la hora de ir a jugar sus encuentros no solo realicen un acto deportivo, sino también como parte de su responsabilidad social y su proyección con las comunidades lleven algún donativo. Qué sería para el Saprissa donar un uniforme, o para Alajuelense un lote de balones, juegos de zapatos; en fin, tantas cosas que pueden cambiar la vida de un jugador, de un club, de un aficionado y por qué no, de una población.

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