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Luna de miel tras la llegada de Luis Fernando Suárez

Un empedernido del trabajo táctico, un hombre que gusta de jugar a la ofensiva, un entrenador con educación, alguien que gusta de la disciplina y, un ganador. Así se percibe, así se describe y así se llena de elogios por estos días al nuevo seleccionador nacional, Luis Fernando Suárez, por parte de prensa, dirigentes, jugadores, técnicos, ex jugadores, rivales, analistas, y podríamos seguir llenando la lista.

Por su lado, de parte del técnico, los adjetivos calificativos también abundan, como cuando dijo que nuestro país es uno de los más educados de América Latina, cuando habla de su nuevo asistente como si parecieran viejos conocidos, señala el talento suficiente de nuestra Selección y hasta se sorprende por un jugador de 17 años (Jewison Bennett).

De la noche a la mañana, como el ave fénix, nuestra Tricolor ha “subido” sus acciones y hasta va por el título de la Copa Oro… Todo esto no es más que la luna de miel que se vive cuando llega un nuevo entrenador a una Selección.
Veremos si en 30 o 40 días, esta luna de miel se convierte en luna de hiel o por el contrario, el “amor” continúa en el aire de cara a las eliminatorias que están a la vuelta de la esquina.

Para nada critico la “etapa romántica” que vivimos, en la cual, hasta se perdona que la Federación Costarricense de Fútbol haya tildado mal el apellido de su nuevo seleccionador en la camiseta que se presentó al mundo… ¡vale que somos educados!

Lo que sí, es que tenemos que entender que se trata de eso, de una etapa que se vive, naturalmente, cuando se quieren conciliar proyectos y en este caso, el objetivo mayor de asistir a un Mundial, del cual todos ganan: dirigentes, futbolistas, el seleccionador, la empresa en general, los medios de comunicación desde luego, y diríamos que todo el país.

• No puede perdonarse todo, pues luego saldrán los culpables, cuando sabemos que la Copa Oro llega a destiempo. Será apenas para Suárez una suerte de laboratorio para armar un cuadro capaz de enfrentar la eliminatoria.

En esta etapa, lo que no puede perderse es la objetividad de nuestra realidad: la Selección está en un pésimo momento, necesita, urge de ganar… aunque sea a un equipo “malo” y si puede avanzar en plena competencia, como lo es la Copa Oro, ayudará de mucho para dejar atrás los momentos amargos, que ya tienen varios años de rondar en nuestro balompié.

Tampoco hay que creerse aquello de que todo está bien, y el material es suficiente, pues sabemos que pasamos una de las épocas más difícil en cuanto a calidad y cantidad de jugadores técnicos y seleccionables. Es una de las épocas más difíciles, incluso, en cuanto a la generación, un equipo que se va haciendo adulto, con pocos jóvenes que despunten, e incluso, vivimos una época en la cual tampoco son muchas luminarias en el exterior.

Por eso, hay que tener cuidado entre el discurso y lo que pase en la cancha. No podemos llamarnos a engaño, solo por vivir la luna de miel. No puede perdonarse todo, pues luego saldrán los culpables, cuando sabemos que la Copa Oro llega a destiempo. Será apenas para Suárez una suerte de laboratorio para armar un cuadro capaz de enfrentar la eliminatoria.

El tiempo es muy corto, y conste, que se pueda ganar la Copa de Oro es una cosa, aunque por la lógica que tiene el fútbol, es más que una hazaña heroica ante la buena constitución de Estados Unidos y México.

La prensa también debe contribuir a hablar con la verdad, con lo que tenemos y contamos en realidad. Igual aporte deben dar los futbolistas, pues los que participan de esta Copa, se pierden de hacer pretemporada. Siempre he creído que la Copa Oro cae en mala época, fuera de un calendario que permita una buena planificación entre un torneo que terminó y el otro que iniciará a nivel de los campeonatos nacionales. Y, en este caso, la Copa Oro cae, en un momento en que antecede por escasas semanas, la eliminatoria.

El objetivo no es ganar la Copa Oro, no lo puede ser en esta oportunidad. El objetivo es la eliminatoria, y planificar realmente en medio del complejo rompecabezas, una escuadra que pueda asumir el compromiso.

Bienvenida la luna de miel… pero, hablemos con la verdad, para no hacernos falsas ilusiones: la tarea de Suárez es mayúscula, pero la Copa Oro es para que arme equipo, conozca actitudes, vea quién está subido al barco y a quién tendrá que bajar de cara al Mundial 2022.

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