Aunque la dirigencia del Deportivo Saprissa anunció el 10 de febrero de 2022 que prohibía el ingreso de la Ultra al estadio Ricardo Saprissa a partir de ese momento, con el regreso de los aficionados a los estadios, de a poco los integrantes de la barra comienzan a asomar.
“Ya es suficiente. Esto es inaceptable y va totalmente en contra de nuestros esfuerzos y valores de tener el estadio más familiar de la región. Nos debemos a las familias, a los niños y jóvenes, que quieren ir al Saprissa a disfrutar de manera cómoda y segura un partido de fútbol. Vamos a ser muy firmes en luchar por esta visión, y hoy damos un paso histórico hacia dicho objetivo”.
Así se había expresado el presidente del Saprissa, juan Carlos Rojas, al hacer el anuncio, decisión que poco más de un mes después se vería fortalecida por el cierre de los estadios debido a la llegada al país del virus del COVID-19.
Sin embargo, los controles no han sido plenos, y no se levantaron listas ni se vetó a los elementos de la Ultra, que siguen teniendo acceso al estadio Ricardo Saprissa en tanto no ingresen como bloque. Esto no impide que una vez adentro, se agrupen como tal.
Tras el partido del miércoles pasado ante la Asociación Deportiva Guanacasteca, que se saldó con empate 2 – 2, se registraron incidentes que terminaron en agresiones a seguidores de la escuadra de Nicoya.
Si bien los incidentes más fuertes se produjeron fuera de estadio, quienes los gestaron estuvieron dentro durante el partido y en un momento también hubo un altercado en una de las graderías.
“Cuando yo iba al carro, creo que fueron como cinco tipos… uno me jaló de atrás, me pegó un puñetazo por la cara quebrándome los anteojos”, detalló uno de los afectados a www.deportescr.net a condición de mantener el anonimato.
De hecho, al quebrarle los anteojos en la cara requirió ser revisado por un oftalmólogo, además del costo de la reposición de los lentes.
“El motivo del asalto, diría yo, es porque andábamos banderas y camisas de Guanacasteca”, como suelen hacerlo cuando tienen la oportunidad de acompañar al equipo en los partidos de visitante.
En este caso en particular, el ofendido pudo salvar sus pertenencias, al tiempo que requirió la intervención policial y formalizó una denuncia por la agresión.
“Creo que el fútbol no justifica una agresión y no justifica que los aficionados a otros equipos no puedan expresar su apoyo al equipo que les gusta por miedo a ser agredidos por estas mal llamadas barras bravas”, valoró este aficionado a la Asociación Deportiva Guanacasteca.