Si Bien es cierto que la Universidad de Costa Rica tuvo un repunte en este torneo de Clausura, llegaba a la última fecha obligada a sacar, por lo menos, un punto. Por lo tanto, era de esperarse que los dirigidos por Minor Díaz salieran con la artillería pesada para atacar a Limón y sacar un resultado positivo.
El juego:
A pesar de la presión que tenían, los universitarios buscaron armar sus jugadas con calma. La experiencia de sus futbolistas les permitió tener frialdad y no desesperarse a la hora de ir al ataque. Sin embargo, en ocasiones se les veía con un juego muy pausado y les hizo falta tener más el balón.
Sus principales aproximaciones estuvieron en pies de Fabián Oviedo. Una fue por medio de un tiro libre que no llevó mucho peligro y la otra con un cabezazo que se salió por arriba del horizontal.
Mientras tanto, Limón basó su juego en la velocidad, ya que por esa vía armó contragolpes con los cuales sacó ventaja. Tuvo a Edder Nelson como el futbolista más desequilibrante y que se encargó de impulsar el fútbol ofensivo.
Los caribeños llegaban hasta el último cuarto de cancha, pero les faltaba contundencia para definir. Aún así realizaron tres remates directos y estuvieron muy cerca de abrir el marcador. La más clara estuvo en pies de Parkins quien se enfrentó en un mano a mano con Méndez, pero éste, con un gran achiqué le ahogó el grito de gol.
En el segundo tiempo la UCR contó con un ritmo vertiginoso y con más presencia en el marco de Samudio. El objetivo era el gol, pues sabían que de esa manera aseguraban su permanencia en la primera división.
Desplegaron un fútbol ofensivo, presionaron a la defensa caribeña y probaron suerte con remates desde la derecha, izquierda y por el centro. También se observó el despertar de futbolistas que en la primera parte pasaron desapercibidos.
Tras varios intentos se abrió el marcador. René Miranda lo hizo con un disparo fuerte desde afuera del área y que ingresó por el ángulo superior izquierdo del guardameta. Minutos más tarde Fabián Oviedo cobró un tiro de esquina y Ariel Soto, con un certero cabezazo, clavó el segundo dardo.