“Costa Rica no está muy distante de coorganizar un Mundial más grande”.
Con estas palabras, el máximo dirigente de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), Gianni Infantino, volvió a dar un guiño a la organización del balompié costarricense, tras su nueva visita al país con motivo del cierre del Mundial Femenino Sub-20, realizado en nuestra nación.
Un paseo por el Proyecto Gol fue suficiente para lanzar la opción y poner a toda la organización futbolística a frotarse las manos con semejante ofrecimiento. No solo nos daría la opción de clasificar de manera directa a alguna de nuestras selecciones a una de estas competencias menores, sino que, también la oleada de recursos económicos para infraestructura, se pone en el horizonte como un tesoro preciado.
Hay que felicitar a la organización del fútbol nacional por el desarrollo del Mundial Sub-20 Femenino. No hay duda que los ojos del mundo y especialmente de los altos mandos de la FIFA estaban encima nuestro, al tratarse del primer torneo post-pandemia, de esta magnitud.
Sin embargo, unos días antes, por no decir horas, salía la información a nivel nacional de que el Puntarenas FC estaba haciendo una recolecta de dinero para cambiar el techo del estadio “Lito” Pérez.
Si Infantino vio la noticia o no, lo desconozco, pero en nada conviene a los intereses del fútbol nacional ser candil de la calle cuando se es oscuridad en la casa.
Cuando hablamos del “Lito” Pérez, hablamos de un estadio histórico, sede de un equipo que a mediados de los 80’ fue campeón. Hablamos en la actualidad del estadio, de nada más y nada menos que, del campeón de Segunda División, es decir, la liga más inmediata a los clubes más importantes de nuestro balompié.
Lo triste del asunto es que no solo el “Lito” Pérez requiere un bisturí. Muchos de nuestros estadios que se utilizan para la práctica del fútbol mayor, ni siquiera tienen electricidad para jugar en horario nocturno.
Es más, la realización del Mundial Sub 20 conllevó ajustes extremos en calendarización para los equipos que se vieron afectados por el uso de las sedes de la competición FIFA.
Si queremos progreso, está bien aspirar a grandes eventos, a competir por organizar torneos de tal magnitud. Se ve beneficiado el fútbol, el comercio en general, el turismo… en fin. Podríamos decir que es incontable el listado de cosas positivas.
Pero, mientras el torneo del fútbol mayor, o de Segunda… o de ligas inferiores se vea en dificultades para un desarrollo óptimo, podremos decir también que una golondrina no hace verano.
Seguimos todavía con problemas en nuestros equipos para su correcta financiación, para hacer frente a la Seguridad Social, para adecuar las cargas de trabajo… solo por citar algunos ejemplos.
Ir a los mundiales, organizar grandes eventos, tener buenas relaciones con la alta dirigencia del balompié no basta para desarrollar nuestro fútbol. A veces no aprendemos.
Es importante que podamos generar una estructura autosostenible, que los equipos de Primera, Segunda, etc… dejen las congojas económicas, que no se caiga el techo de un estadio… y que podamos acostumbrarnos a trabajar en procesos de mediano y largo plazo para lograr efectivamente el ansiado desarrollo.