Las mujeres llevan ya muchos años en el arbitraje en el fútbol costarricense. Confieso que no se si antes de ellas hubo alguna otra, pero recuerdo a Ave María Alpízar y Belkis Cortés entre las pioneras, y luego vinieron varias que se fueron desempeñando en la primera división y la Liga de Ascenso del fútbol masculino.
Cuando comenzó una nueva etapa del fútbol femenino, allá por mediados de la década de los años de 1990, algunas otras mujeres incursionaron en esta rama, aunque no se les daba mucha oportunidad.
Ciertamente, hubo poca evolución en casi 25 años. No por falta de candidatas, sino por otros factores ajenos a ellas. De hecho, por ejemplo, nunca ha existido un panel exclusivo de mujeres dentro de la Comisión de Arbitraje de la Federación Costarricense de Fútbol (FEDEFUTBOL).
Ahora cuando las autoridades de la FIFA tratan de poner en una nueva dimensión el arbitraje entre las mujeres -quizá gracias al auge del fútbol femenino, aunque no limitado a este- aquí más bien parece que caminamos hacia atrás.
Costa Rica tuvo presencia en el arbitraje del Mundial Femenino de la FIFA Canadá 2015 -el único al que ha asistido la Selección Nacional- pero desde ese momento a la fecha tomó la curva descendente. Y ya en el Mundial Femenino Francia 2019, todas las arbitras costarricenses se limitaron a verlo por televisión.
Mientras tanto, Honduras tenía allí a una central y Jamaica, a dos asistentes. Eso además de la presencia notable de los tres países del norte de la CONCACAF; incluso Canadá, a pesar de perder a última hora, por enfermedad, a su principal carta de presentación.
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Si me dicen que es por un principio de igualdad, sería loable. Pero, la cosa no parece ir por allí. Porque, si fuese por igualdad, las mujeres tendrían su espacio en el fútbol masculino, algo que por ahora no ocurre.
Hoy día, el país tiene árbitras y asistentes FIFA. Es cierto. Pero, cómo cuesta que les den recorrido, que sumen experiencia haciendo lo que saben hacer. A dos o tres de las centrales, por ahí, muy de vez en cuando, las envían a partidos de primera división masculina a fungir como secretarias arbitrales. A otras dos o tres de las asistentes, de vez en cuando, muy de vez en cuando, las nombran en partidos de la Liga de Ascenso masculina, y menos veces aún, en partidos de la primera división masculina.
Y todo esto ocurre justo cuando cada vez la presencia internacional de nuestras árbitras es menor. Pero, parece que en la FEDEFUTBOL a nadie le importa. Tanto así que después de un par de torneos de la Liga Femenina de Fútbol en que les dejaron la responsabilidad casi absoluta del arbitraje a las mujeres, asistimos sorpresivamente a un arranque del Torneo Clausura 2021 en que a alguien se le ocurrió como gran cosa, darle espacio allí a los árbitros de la primera división masculina mientras llega el inicio del Apertura 2021 de UNAFUT. Así, hemos visto cuartetos mixtos en la primera jornada e incluso cuartetos masculinos en la segunda jornada.
Si me dicen que es por un principio de igualdad, sería loable. Pero, la cosa no parece ir por allí. Porque, si fuese por igualdad, las mujeres tendrían su espacio en el fútbol masculino, algo que por ahora no ocurre.
Yo creo en esa igualdad. Y cuando reclamo aquí el hecho de que se designen hombres en el fútbol femenino, no entro en contradicción con esa creencia. Es que, si a las mujeres no se les abren espacio en el fútbol masculino, al menos les deberían dejar el fútbol femenino a su cargo.
Si no es así, entonces, ¿cuándo y dónde van a acumular experiencia? Después, las critican cuando fallan. Y eso que no hemos visto en ellas desastres como los que atestiguamos en la primera división masculina en época reciente por parte de sus colegas hombres.
Alguien en la FEDEFUTBOL debería repensar el asunto para que se corrija el rumbo. Tengo la leve impresión de que el fútbol costarricense, tanto en femenino como en masculino ganaría mucho.
