El tema no es nada nuevo. Y, es más, no es nuestra nación la única que recurre una y otra vez a la instalación de un técnico que en el pasado dio frutos para un club, o que pudo haber tenido cierto suceso que se quiere emular.
Sin embargo, en Costa Rica, se juntan varios males en nuestro campeonato de bola, que nos impide crecer, que nos hace retroceder; ya ni siquiera es que nos estancamos.
Me concentro en el aspecto de los técnicos, pero no es la única situación que afecta el buen desarrollo de nuestros campeonatos o su evolución integral. En gran medida, situaciones alrededor de los famosos D.T., están minando nuestro fútbol.
Primero: jugadores que se acuestan jugadores y se levantan técnicos. Como si la profesión o los estudios no importaran, aquí en cualquier momento un futbolista se queda con su traje de pantaloneta y camiseta, pero empieza a dirigir a cualquier club, sea grande o pequeño. Es volver a la época de los capitanes de clubes que eran a la vez entrenadores, como pasaba hace unos 100 años (y no exagero). Aquí simplemente una figura con mediana importancia, se traslada de campo y se promueve como técnico.
Segundo: técnicos que en la mañana entrenan con un club y en la tarde están en otra casa. Cada vez es más constante. Uno pone la televisión, ve un informativo, y lo apaga; y se pone a ver redes sociales, y la confusión es tremenda. Un técnico estaba defendiendo a un club, y se trasladó a otro, por un mejor salario, por aceptar la propuesta de un amigo, porque simplemente le dio la gana… y no hay ninguna regulación. Todo esto que digo, alcahuetado por la dirigencia.
Tercero: no se exige la licencia. Sí, aclaro, se ha hecho un esfuerzo por licenciar a los técnicos; pero ya hemos visto que el asistente técnico tiene que dar la cara en las conferencias de prensa toda una temporada, porque el entrenador no posee licencia, aunque sea el entrenador oficial y es el que entrena y es el que decide. O sea, regulan las conferencias de prensa, pero no el ejercicio de la profesión. No imagino un doctor operando sin tener su debida preparación académica e incorporación al colegio respectivo.
Cuatro: reciclaje que aburre. Ya no es que un técnico volvió a un club para una segunda parte. Si ese técnico es parte dirigencial (sí, hablo de Jafet Soto), simplemente puede estar 10 veces dirigiendo a un club en un lapso demasiado corto de tiempo. Pero así con otros casos. Muchos técnicos llegan 1, 2, 3 y hasta cuatro veces a dirigir equipos. Algo que se dio mucho en el pasado y que es el pan nuestro de cada día en la actualidad.
Quinto: campeones sin valor. Debe revisarse muy bien la estructura de nuestro torneo. Sigo insistiendo que debe eliminarse el formato de torneos cortos. Ya vimos que Cartaginés fue campeón en 2022 y no duró dos semanas, porque empezó el nuevo campeonato. Como si fuera poco, cualquiera queda campeón y vemos como un técnico que alzó la copa, es despedido de su club a la tercera o cuarta fecha del torneo siguiente por malos resultados. Es como si el título que daba prestigio, se vuelve un lastre difícil de soportar y simplemente no tiene ningún valor.
Quedo por acá con estos puntos. Pero hay más… y de manera clara, una vez más, me pregunto: ¿qué hace la dirigencia para mejorar nuestro balompié? El negocio del fútbol si no se lleva de la mejor forma, termina matando el negocio.