Mientras el país deposita sus esperanzas en el nuevo Comité Ejecutivo de la Federación Costarricense de Fútbol para levantar de las cenizas el balompié nacional, a uno se le rompen todas las ilusiones de un cambio real al ver el comportamiento de ciertos federativos.
Voy a mencionar dos casos concretos, con nombres y apellidos: Leonardo Vargas, presidente del Cartaginés, y Jafet Soto, jerarca del Herediano. Ambos son miembros del Comité Ejecutivo de la Fedefútbol y sus formas han dejado mucho que desear últimamente.
Vargas ya había protagonizado un desaguisado previo a la eliminatoria con Panamá al quejarse de que, en la convocatoria del técnico de la Selección Nacional de Fútbol, Gustavo Alfaro, no aparecía ningún jugador de su equipo.
”Que no nos llamen a jugadores a la Selección de Costa Rica es algo histórico. Si las cosas no cambian en la Federación de Fútbol, todo va a seguir igual” expresó. “Pese a que en todo el torneo nos hemos mantenido en tercer lugar y también hicimos una buena Copa Centroamericana, ni aun así nos ven en la Selección”, se quejó.
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Realmente, puede o no tener razón don Leonardo. El problema es que él forma parte del Ejecutivo y como tal debería quitarse la camiseta de su equipo cuando habla de estos temas porque no se ve bien que critique a un grupo del que forma parte.
Incluso, dijo que iría a ver los entrenamientos de la Selección a ver por qué los futbolistas brumosos no podían estar en el combinado patrio.
“Ahora tengo más facilidad para hacerlo y de una u otra forma uno es un poco patrón de ellos. Voy a ir a los entrenamientos y ver lo que están haciendo ahí y ver por qué los jugadores del Cartaginés no pueden estar en la selección mayor”, expresó.
Intolerable, lo de Jafet
El otro caso es el de Jafet. El sábado, en el choque de ida entre Herediano y Alajuelense, Soto volvió a perder la cabeza al reclamar airadamente una falta sobre el florense Elías Aguilar que ameritaba la tarjeta roja.
Los reclamos de Jafet fueron tan salidos de tono que el árbitro Brayan Cruz lo terminó expulsando. Entonces, para terminarla de hacer, Soto se metió al campo a reclamarle al réferi. Todo un espectáculo lamentable.
Y esto, desgraciadamente, no es nuevo en el dirigente rojiamarillo. Ya lo había hecho en una final contra Saprissa. A veces uno no sabe si es una actitud deliberada para desconcentrar al rival y quitar presión sobre sus jugadores. Pero lo cierto del caso es que hoy más que nunca, la actitud de Jafet es censurable.
Y conste, el reclamo por la jugada estaba totalmente justificado porque, reitero, era de expulsión. Pero las formas que eligió son intolerables para un directivo de una federación de fútbol.
No sé si don Osael Maroto, presidente del Comité Ejecutivo, ya conversó con estos dos miembros de su cúpula. Si no, debería “jalarles el aire” y llamarlos a tener un comportamiento más acorde con su rol dentro del órgano. Porque, de lo contrario, mejor sería que presentaran su renuncia y siguieran en su papel de fanáticos de sus respectivos equipos.