Luis Fernando Suárez fue destituido como técnico de la Selección Nacional de Fútbol. Costa Rica vuelve a fracasar en su intento de emprender un proceso mundialista de cuatro años, en el cual se tomaba cierta base de un proceso anterior.
La noticia alegra a buena parte de la afición, que tiene todo el derecho de exigir resultados. No le bastó la milagrosa calificación al Mundial 2022 con una generación de futbolistas que ha sostenido por al menos tres lustros nuestro endeble deporte rey.
Lo que parece inexplicable es que un gran sector de la prensa, que se supone analiza el entorno, las causas y consecuencias, se mueva según corra el viento: conforme con los resultados.
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Recuerdo la última jornada de la hexagonal cuando la Tricolor venció con un renovado plantel a Estados Unidos y aseguró la clasificación al repechaje para disputar el último campo al Mundial de fútbol.
Poco faltó para que buena parte de los colegas pusiera ese día a la Sele a competir ante el rival más pintado. Basta ver titulares o revisar grabaciones de esos días.
La euforia fue desbordante. El triunfo en el repechaje luego ratificó la alegría y la pronta renovación a Suárez contó con un desborde de algarabía mayoritaria.
Termina la luna de miel
Lamentablemente, la luna de miel terminó pronto tras la goleada recibida en el debut en Qatar. Luego se ganó a Japón y casi se da otro milagro ante Alemania. Y digamos que todo quedó en una tensa calma. De nuevo, el resultado de turno manda.
Para colmo de males, en esta ola resultadista, llegó el periodo electoral y muchos dirigentes que están en el Comité Ejecutivo, y que pasaron sus cuatro años siendo convidados de piedra, empezaron a repetir argumentos que solo se oían en prensa. Ya quisiera uno un análisis serio de un dirigente (que se supone para eso están) de cantidad de jugadores convocados, minutos efectivos, renovación de plantillas, etc.
Era el turno de linchar a Suárez, de cuestionar cifras económicas y decisiones del pasado. Si fuera solo por dinero, Suárez dejó varios millones de dólares gracias a una clasificación que estaba perdida. Claro, con el aporte de los futbolistas, pero si le echamos la culpa por todo al técnico, entonces, démosle las gracias también por lo bueno.
Los mecenas de nuestro fútbol
Eso es nuestro fútbol. Ahora vienen a presentar una lista de supuestos mecenas que llegarán a dirigir la Federación, y todos suponen un cambio de timón. Al menos yo, no veo por ningún lado.
Luego habrá tiempo para analizar este tema de la dirigencia. Pero lo primero que voy a decir es que los que llegan son los que finalmente ya dirigen el fútbol. Son los dueños de clubes de Primera. Hay prácticamente dueños de Ligas y son ellos los que ratifican reglamentos, son los que aprueban campeonatos kilométricos… Son los que aumentan plazas de extranjeros, los que también han estado en el Ejecutivo de la Federación o los que nombran a sus representantes en este órgano.
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Es decir, los dirigentes que llegarán al nuevo Comité Ejecutivo no son ajenos a la realidad que hoy tenemos en nuestro fútbol. Es más, si no todos, la mayoría se montó al avión y se paseó por Qatar.
Habrá tiempo también para analizar la era de Rodolfo Villalobos. Pero lo que quiero decir ahorita es que uno no comprende cómo no se valora que un dirigente nacional, tras un bagaje de más de 20 años y que llega a un puesto de poder en FIFA (que es la dueña de la bola de verdad), simplemente es dejado de lado. Eso es no entender el negocio fútbol.
Espera para pasar la página
Para cerrar, nuestro fútbol sigue sin norte. Viene un nuevo seleccionador, nuevos asistentes. Vendrán variantes en la estructura de todas las selecciones, y simplemente pasaremos la página hasta alcanzar una nueva clasificación al Mundial para tener a todos felices por un tiempo.
En ese lapso, al rato ganemos algún torneo, podremos subir en el escalafón de FIFA (o no), y seguirá rodando la bola sin ver un cambio auténtico de la estructura sobre la cual se tejen los hilos del fútbol.
Seguiremos a la espera de un análisis serio para recomponer las ligas menores en su integralidad, para definir un modelo de juego en selecciones, para pensar en un campeonato que realmente convenga. Es decir, que al menos haya una encerrona para que se analice este estilo de juego que tiene sumido al fútbol en la mediocridad (los resultados en clubes están a la vista en el área).
Esperaremos también un análisis serio para ver qué aportes y variantes se han dado en las demás ligas para trascender más allá de simplemente entretenernos.
Quedamos a la espera, además, de una mejoría notoria en infraestructura para dejar de estar reprogramando partidos porque un estadio no está habilitado para jugar de noche o porque las graderías no están bien marcadas.
A Suárez, gracias. Que le vaya bien, pues buen bagaje y experiencia suma, cosas que tampoco se contemplan en el análisis, a pesar de ser uno de los técnicos peor pagados en el mundo.
