Soy un fiel convencido de que en una cancha de fútbol no juegan 11 contra 11 y cualquier cosa puede pasar.
Es decir, hay equipos que claramente, aunque tengan 11 futbolistas en la cancha no cuentan ni poseen las condiciones de rivales más preparados, mejor equipados, con más dinero, con mejor infraestructura y con más y mejores jugadores.
Lo que pasa es que no siempre el fútbol tiene lógica… a veces, el “dios” fútbol favorece la garra, la entrega, la suerte… un error arbitral, una noche de inspiración, un amague de un futbolista que se vuelve héroe.
Así hemos visto a pequeños equipos y selecciones (porque los hay) alcanzar grandes proezas, vencer a campeones del mundo, relucir en el concierto que ofrece el balompié.
Pero, el fútbol premia al mejor, creo que en la mayoría de oportunidades; el fútbol muestra su lógica y entonces se hace justicia.
Saprissa, de la mano de Jeaustin Campos es justo campeón. Fue el equipo que mostró el mejor rendimiento a lo largo del torneo completo (primera y segunda fase, y final). Fue el equipo que mostró mejor fútbol, más dinámico y con una idea que, no completamente terminada, elevó la intensidad de aquello a lo que estamos acostumbrados a ver en nuestro fútbol.
En el caso de Jeaustin, que alcance su título número siete como entrenador, deja muy distante cualquier casualidad o coincidencia. Que hace un año fuera campeón con Herediano y ahora con Saprissa, ratifica que es hoy por hoy el mejor entrenador en Costa Rica.
Que tuvo desaciertos en el pasado, que no es perfecto, que suma alguno que otro traspié… pues sí… ni Alex Ferguson o Fabio Capello lo ganaron todo. Tampoco Pep Guardiola.
En los poco más de 15 años de ser técnico, Jeaustin ha dejado atrás a dos leyendas de nuestro balompié: Marvin Rodríguez y Odir Jacques. Su legado se contará por muchas décadas.
Viene el reto mayor para Campos y Saprissa: lucir en Concacaf, más allá de Centroamérica. Es hora de que se vuelva a mostrar “guerra” por parte de algún equipo costarricense en la cancha. Seguir perdiendo no le hace nada bien a nuestro país.
Volviendo al mejor equipo, Saprissa supo suplir algunas dudas sobre el banquillo y los relevos que podía mostrar. Supo sorprender a un rival que parece quedó sin ideas y que no fue capaz en el segundo partido de la final de superar a un equipo que tenía un futbolista menos.
Más allá de las “grandes ideas” para jugar nuestro campeonato, Saprissa, repito, fue muy regular en el torneo, se vio de tú a tú con el invicto Herediano de la primera fase, pero supo en segunda fase aprovechar las oportunidades para forzar a la serie final y liquidar al rival.
Podemos decir que esta vez no pasó, como ocurre a veces, que un equipo llegó de paracaidista y tuvo un buen juego o una buena final para amarrar el cetro. Saprissa es digno campeón e hizo uno de los mejores torneos de la última década (si bien fue un campeonato corto).
Ahora vienenn un torneo de Copa (que no le veo sentido, luego comentaremos), el Mundial, la pretemporada, un torneo más “normal” en el primer semestre del año 2023 y la competición internacional.
Costa Rica necesita mejores equipos, elevar la competencia y la intensidad, que sus entrenadores se muestren preparados, si buscamos dar el salto que todos queremos.