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De Yashin a Donnarumma, 16 estrellas de la Eurocopa

Gianluigi Donnarumma, arquero de la Selección de Italia en su regreso a la Eurocopa. Foto: Miguel Medina / AFP.
Gianluigi Donnarumma, arquero de la Selección de Italia. Foto: Miguel Medina / AFP.

París, Francia. (AFP). De ‘la Araña Negra’ Lev Yashin, campeón en la primera edición con la Unión Soviética en 1960, a Gianluigi Donnarumma, otro arquero que levantó el título en 2021 con Italia, la Eurocopa ha consagrado a grandes estrellas en sus 16 ediciones.

1960: la araña Yashin

Completamente vestido de negro, el soviético Lev Yashin permanece como la gran leyenda de los arqueros.

Impresionante en la semifinal en el estadio Vélodrome de Marsella ante los checoslovacos (3-0), la ‘Araña Negra’ del Dínamo de Moscú sólo recogió un balón de la red en la final, luego de un sutil desvío de Milan Galic (URSS-Yougoslavia: 2-1 en la prórroga) y se agrandó ante varios tiros libres de Borivoje Kostic.

Sin embargo no fue en aquel año cuando Yashin se coronó con el único Balón de Oro que fue a manos de un portero, sino en 1963.

Pero el hombre que detuvo 150 penales y que vivió 270 partidos sin encajar ningún gol (de 813 jugados) cimentó en aquella Eurocopa su leyenda.

1964: el arquitecto Luis Suárez

Apodado “El Arquitecto” por Alfredo Di Stéfano, el Balón de Oro 1960 Luis Suárez, estrella del Inter de Milán, organiza el juego de España.

Gran estrella de aquel combinado español que ejercía de anfitrión, dio los dos pases de gol en la final contra la URSS (2-1) a Jesús María Pereda y a Marcelino Martínez, que batieron a Lev Yashin.

“Jugábamos como un equipo, y ese trabajo colectivo fue la clave de nuestro éxito”, contaba Luis Suárez en ‘La gran historia de la Eurocopa de fútbol’, de Pierre Dubourg.

Jugador muy completo, era capaz de recuperar el balón en defensa y de ponerlo en un momento en campo contrario con pases precisos, o de marcar valiéndose de su gran disparo (391 goles en 721 partidos).

Durante muchas décadas fue considerado el mejor jugador nacido en España de la historia, antes de la llegada de la generación Xavi-Iniesta.

1968: la muralla Dino Zoff

La estrella volvió a ser un arquero, Dino Zoff, que frustró a los delanteros yugoslavos en la primera final, que acabó con empate a un gol, por lo que volvió a jugarse dos días después (no existían las prórrogas) y fue ganada por Italia (2-0).

Aunque no pudo hacer nada en el gol de Dragan Djazic, atajó todo lo demás que le llegó y mantuvo a flote a una ‘Nazionale’ dominada, pero que terminó por empatar por medio de Angelo Dominghini a diez minutos del final.

En la repetición, Zoff, en aquel entonces en el Nápoles, volvió a brillar. Ya en semifinales había sido uno de los protagonistas del 0-0 contra la URSS que envió a Italia a la final tras un sorteo realizado en los vestuarios.

Los ‘Azzurri’ conquistaron la Eurocopa apoyándose en sus fortalezas tradicionales: una defensa sólida y un gran arquero, que se proclamaría campeón del mundo catorce años más tarde en 1982, con 40 años.

1972: el zorro Müller

Gerd Müller, 10 goles en el Mundial-1970 (semifinalista), prosiguió en aquella Eurocopa el guion de su leyenda (68 goles en 62 partidos internacionales).

Con un doblete en semifinales contra Bélgica, en Amberes (2-1), otro en la final contra la URSS (3-0), ‘Der Bomber’ terminó como indiscutible máximo goleador de la competición.

El delantero del Bayern había firmado seis goles en la fase de grupos, y un gol en Wembley en cuartos de final (3-1/0-0).

Müller sacó su paleta de acreditado goleador en aquellos dos partidos: un remate de cabeza y un gol de ratonero del área contra los ‘Diablos Rojos’, un gol de oportunista y una definición tras soberbia jugada a tres con Jupp Heynckes y Hans-Georg Schwarzenbeck contra los soviéticos. Un recital.

1976: el gesto loco de Panenka

Pocos jugadores tienen el honor de haber puesto un nombre a una jugada o a una distinción.

Como el delantero del Athletic Club Rafael Moreno ‘Pichichi’ (máximo goleador de la Liga española) o el argelino Rabah ‘Madjer’ (para los goles de tacón), el apellido del checoslovaco Antonin ‘Panenka’ pasó a designar un penal lanzado con suavidad al centro del arco mientras el arquero se tira a uno de sus lados.

El jugador del Bohemians de Pragua había practicado mucho ese ejercicio y el seleccionador Vaclav Jezek había ensayado una sesión con miles de espectadores a los que pidió que hicieran el máximo de ruido para que sus lanzadores de acostumbrasen a la presión.

Gracias a ese gol, Panenka pasó a la historia, y ofreció a Checoslovaquia su único título internacional, después de haber perdido las finales del Mundial en 1934 y 1962.

1980: el relevo Rummenigge

El mejor jugador alemán de la Eurocopa-1980, Karl-Heinz Rummenigge, encarna el relevo de la generación Franz Beckenbauer/Gerd Müller, junto a Bernd Schuster y Klaus Allofs, autor de un triplete contra Países Bajos (3-2).

La gran República Federal de Alemania (RFA) de los años 1970 se hallaba en su declive después de un discreto Mundial-1978, con una sola victoria y tres 0-0.

‘Kalle’, sin ser un goleador nato, se especializó en el arte del gol con el Bayern de Múnich y la ‘Mannschaft’. Sólo firmó un gol en la Eurocopa, en el primer partido, que supuso la revancha de la final de 1976 contra Checoslovaquia (1-0), pero sacó el córner que derivó en el gol de Horst Hrubesch en el minuto 88 de la final contra Bélgica (2-1) y fue Balón de Oro 1980 y 1981.

1984: la Eurocopa de Platini

Ningún jugador destacó tanto en una Eurocopa como lo hizo el francés Michel Platini en la organizada por Francia. Con 9 goles en cinco partidos, puso muy alto el listón del récord en una edición.

Autor del gol en el primer partido contra Dinamarca (1-0), ‘Platoche’ firmaría después dos tripletes, ante Bélgica y ante Yugoslavia (3-2): un triplete perfecto en la primera parte, con la izquierda, de cabeza, y la diestra de libre directo.

Marcó el gol decisivo en semifinales ante Portugal (3-2, prórroga), y por último abrió el marcador ante España con la complicidad involuntaria del arquero español Luis Arconada, al que se le escapó el balón por debajo de su cuerpo.

Platini cosechó tres Balones de Oro consecutivos (1983, 1984, 1985).

1988: La volea de Van Basten

Es probablemente el gol más célebre de la historia de la Eurocopa: la colosal volea de Marco Van Basten para batir a Rinat Dassaev y sentenciar la final ante la URSS (2-0).

Aunque comenzó el torneo en el banquillo, lastrado por problemas en un tobillo, llevó a la ‘Oranje’ a su único título internacional, junto a sus compatriotas en el AC Milan Ruud Gullit y Frank Rijkaard.

Su punto álgido fue el triplete ante Inglaterra (3-1) en el segundo partido. Contra la RFA en semifinales (2-1), marcó el gol de la victoria a dos minutos del final del partido, antes de su joya casi sin ángulo en la final.

Aquel año arrasó en el Balón de Oro, un galardón que ganaría también en 1989 y 1992.

1992: ‘Terminator’ Schmeichel

Invitada de última hora después de la baja de una Yugoslavia en guerra, Dinamarca dio la primera gran sorpresa de la historia de la Eurocopa al hacerse con la corona.

El inmenso arquero Peter Schmeichel era uno de los componentes de la ‘Danish Dynamite’. Con su físico privilegiado y sus atajadas prodigiosas, ‘Terminator’ Schmeichel fue uno de los artífices del título danés.

El meta del Manchester United desbarató el disparo de Marco Van Basten en la sesión de penales en la semifinal (2-2, 5-4 en penales), antes de la final ganada a Alemania (2-0).

1996: Bierhoff, mejor suplente de Europa

El héroe apareció al final. Oliver Bierhoff era el último en la jerarquía de delanteros al inicio de la Eurocopa, detrás de Klinsmann, Fredi Bobic o Stefan Kuntz.

El goleador del Udinese sólo fue titular en el segundo partido de la fase de grupos ante Rusia (3-0), sin marcar, jugando los ocho últimos minutos del primero ante República Checa (2-0) y sin disputar un minuto ni en el tercer partido, ni en cuartos, ni en la semifinal.

Pero en la final contra los checos, Berti Vogts no tuvo más opción que sacarlo ante la plaga de lesiones (Mario Basler, Bobic, Steffen Freund…) y suspensiones (Andreas Möller…).

Bierhoff pisó el césped en el minuto 69 en lugar de Mehmet Scholl, y cuatro minutos después igualó de cabeza. Firmó además el gol de oro con su pie malo, el izquierdo, después de un control de espaldas al arco.

2000: obra cumbre de Zidane

Balón de Oro y campeón del mundo 1998, Zinédine Zidane estaba en su mejor momento en 2000.

El N.10 llevó a los ‘Bleus’ hasta el título, con un gol de oro contra Italia (2-1). ‘Zizou’ se mostró como un sublime director de orquesta, y regaló al planeta sus controles y conducciones de balón. En cuartos de final marcó de falta ante España (2-1) y convirtió el penal al final de la prórroga que eliminó a Portugal (2-1).

En la final estuvo muy vigilado por el centro del campo y la zaga de Italia, pero Francia se impuso. Aunque el Balón de Oro de aquel año se lo llevó Figo.

2004: La sorpresa Charisteas

Como Toto Schillaci, máximo goleador del Mundial-1990, Angelos Charisteas sólo brilló en un verano europeo, pero le bastó para que Grecia conquistase la Eurocopa-2004, la mayor sorpresa de la historia de la competición junto a la de Dinamarca en 1992.

Dos potentes remates de cabeza le hicieron entrar en la leyenda del fútbol, contra Francia (1-0) en cuartos y sobre todo en la final ante la anfitriona Portugal (1-0) en Lisboa. También marcó contra España (1-1) en fase de grupos, de disparo cruzado en esa ocasión.

Después de la gesta Charisteas reanudó su modesta carrera, entre el Aris Salónica, Werder Bremen, Ajax o Arles-Avignon.

“Incluso dentro de 50 años todo el mundo recordará que yo marqué el gol que hizo campeona a Grecia”, afirmó.

2008: Xavi y el tiki-taka

Luis Aragonés rompió con la tradición de la ‘Furia Roja’ para imponer un juego más técnico y de toque, apoyado en los estetas del Barça, comenzando por Xavi, centrocampista organizador de esta España que abrió su ciclo triunfal con esa Eurocopa.

Sólo marcó un gol durante el torneo, la apertura del marcador en la semifinal ante Rusia (3-0) pero ejerció una gran influencia en el juego. Suyo fue el pase en profundidad a Fernando Torres en el gol de la final ante Alemania (1-0).

2012: Iniesta, más ADN Barça

Como Xavi cuatro años antes, Iniesta desprendió clase a raudales en aquella Eurocopa, en un rol similar, aunque el ‘jinete pálido’ del Barça era más regateador y con vocación más ofensiva. Era el catalizador del juego de España.

El autor del gol en la final del Mundial-2010 (España-Países Bajos, 1-0 en la prórroga) no marcó en la Eurocopa y sólo dio un pase de gol, espléndido, para Jesús Navas ante Croacia (1-0), pero marcó su penal ante Portugal en semifinal (0-0, 4-2 en penales) y dejó su impronta en el torneo.

2016: La consagración de Cristiano Ronaldo

En lágrimas con 19 años después de la final perdida en Lisboa contra Grecia, sin suerte en las siguientes ediciones, hundido después de no haber podido si quiera lanzar su penal en la semifinal cuatro años antes frente a una España que había resuelto la tanda antes, Cristiano Ronaldo parecía que iba a ver ampliada su historia de frustraciones en la Eurocopa cuando tuvo que retirarse lesionado en la final ante Francia.

Pero el llanto fue de alegría: la influencia del capitán fue tal que estimuló incluso a sus compañeros desde el banquillo y Portugal conquistó al fin su primer título (1-0 en la prórroga).

‘CR7’ tuvo un rol crucial. Aunque falló un penal contra Austria (0-0), firmó un doblete contra Hungría (3-3) y abrió el marcador en la semifinal ante Gales (2-0).

Terminó levantando el trofeo Henri-Delaunay, y el cuarto de sus cinco Balones de Oro.

2021: Donnarumma, de nuevo un arquero

El mejor jugador de la Eurocopa-2020, aplazada un año a causa del Covid-19, fue de nuevo un arquero. Gianluigi Donnarumma simboliza todas las cualidades de la eterna Italia, que se impuso, al igual que en 1968, gracias a una defensa de hierro y un portero sublime.

Después de una fase de grupos sin encajar goles, ‘Gigio’ sólo recibió uno por vuelta, entre ellos un penal de Romelu Lukaku contra Bélgica en cuartos de final (2-1).

Elemento más brillante de la ‘Nazionale’, detuvo los penales de Álvaro Morata en la semifinal contra España (1-1, 4-2 en penales) y de Jadon Sancho y Bukayo Saka en la final (1-1, 3-2 en penales), sumiendo Wembley en un mar de lágrimas.

Por Emmanuel Barranguet

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