Hace unos días, escuchando Teletica Deportes Radio, en 91.5 FM, encontré una muy buena entrevista con el vicepresidente de la Federación Costarricense de Fútbol (FEDEFUTBOL), Sergio Hidalgo. Fue el 4 de agosto. Christian Sandoval, Eduardo Castillo, Andrés González y Rolando Fonseca, llevaron un respetuoso diálogo que puso sobre la mesa la realidad dirigencial de los acuerdos y desacuerdos para llevar adelante el manejo federativo de nuestro balompié.
Lo más destacado fue el reconocimiento de dos hechos por parte de Hidalgo: no hay una familia unida en la mesa directiva de la FEDEFUTBOL; y, se reconoció el error de que antes de la llegada de Gustavo Matosas debió elegirse a Luis Fernando Suárez; recordemos que Suárez estuvo también en competencia por hacerse del puesto de D.T. de la Sele Mayor en 2018.
El hecho de que toda decisión sea mancomunada o de un feliz consenso, digamos que está bien. Se requieren balances a la hora de dirigir una responsabilidad tan grande como la Federación. Eso permitiría análisis y discusiones en favor de las mejores decisiones. Lo malo es que esos desacuerdos se conocen años después, o bien, lo malo es que la balanza se incline al sector equivocado de las decisiones como ocurrió en esta ocasión. Queda por afinar también, si realmente las decisiones se toman por mayoría simple, o el voto del presidente, Rodolfo Villalobos, tiene un peso diferente.
Don Sergio reconoció la culpa sobre el caso Matosas. Señaló que no se lograron acuerdos con Suárez en su momento y que no es, sino hasta ahora, en un momento apremiante para Costa Rica, que se alinean los intereses para tener al colombiano, evidentemente con mejores atestados que los de Matosas.
• Así como los técnicos viven de resultados, ¿quién llama a cuentas a la dirigencia? Debería ser la Asamblea de la Federación, la cual debe tener un formulario de logros y fracasos, una especie de formulario para medir resultados y decisiones
Ahora, voy a comentar otros dos aspectos. Uno de ellos ya lo he señalado: si la Federación no tiene el perfil claro de lo que queremos jugar, de lo que queremos para nuestro fútbol, termina dirigiendo un Matosas, que no tenía experiencia con Selecciones y que tampoco tenía una carrera estable que pudiera demostrar que podía ser técnico de la Selección. El perfil de Matosas no es como el de Suárez, que tiene, por ejemplo, dos mundiales a cuestas.
Aquí es cuando se da espacio a cuestionar las decisiones que se tomaron. ¿Qué hizo elegir a Matosas sobre Suárez? Probablemente ocuparemos una segunda parte de la entrevista a Hidalgo, quien se atrevió ya a ventilar una parte de algo que debe ser de interés para todos los involucrados en el fútbol. Otra pregunta, ¿Qué perfil de juego y estilo tiene nuestro fútbol? No lo sabemos aún.
Costa Rica debe determinar a qué quiere jugar, y tener un perfil de entrenador para que no venga alguien que se aburra rápidamente de una tarea semejante como dirigir a una escuadra cinco veces mundialista. Sobre esto, podemos luego seguir comentado.
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El segundo aspecto que quiero señalar es lo que da título a esta columna. Don Sergio reconoce la culpa. Muy bien. Pero, ¿y la consecuencia? La consecuencia es que Costa Rica puede quedar fuera del Mundial; es más, podría ir al Mundial que aún así las consecuencias de un año sin triunfos, del tiempo desperdiciado y de las carreras en que nos encontramos, nadie las repara.
Así como los técnicos viven de resultados, ¿quién llama a cuentas a la dirigencia? Debería ser la Asamblea de la Federación, la cual debe tener un formulario de logros y fracasos, una especie de formulario para medir resultados y decisiones que como esta, claramente nos tienen entre la espada y la pared a escasos días de que inicie la eliminatoria a Qatar.
Es más, si nos vamos más allá: ¿por qué Suárez no vino inmediatamente se dio la salida aburrida de Matosas?, o, ¿quién decidió mantener tanto tiempo más a Ronald González en el banquillo patrio?
Luego me dirán que si no vamos al Mundial, la dirigencia que está en la mesa de trabajo de la Federación se puede hacer a un lado. Repito, ¿y las consecuencias? Para ellos será un viaje menos, pero para el país es una factura que no se recuperará nunca. Reitero, ya hay consecuencias sobre el tiempo perdido… pero nadie paga por ello.
