Una nota del 5 de mayo de 2021 en https://www.deportescr.net tenía el siguiente título: “Agustín Lleida seguirá en Alajuelense 4 años más”. Resulta que estamos a 21 de setiembre de 2022, apenas 16 meses después de semejante apuesta, y Lleida no sigue más en el equipo manudo.
“Llegué con una visión y mucho trabajo por delante. Los objetivos desde el primer día fueron los mismos: hacer un cambio en todo el club desde sus bases. Ha sido un trabajo duro pero siento que tengo toda una vida aquí”, decía entonces, en mayo, el gerente deportivo manudo.
En todo caso, Lleida arribó en 2018 y tuvo un trabajo de mediano plazo en una institución como la rojinegra, en la cual, además de poco exitosa, su era de seguro se puede calificar como polémica en uno de los más grandes clubes de Centroamérica.
Como he dicho siempre, Costa Rica es un buen trampolín para personas vinculadas al fútbol que quieran dar un salto a otras latitudes. Lleida venía de tener su paso por Pachuca en México y ahora da el salto al fútbol español, en segunda división. Lleida vuelve a su tierra natal luego de hacer vida en nuestro Continente.
Desde luego, nunca he cuestionado que alguien busque ese salto para su vida y profesión. Lo que cuestiono es que un club como el manudo, con una inversión sin precedentes en los últimos cuatro años, apostó todo por alguien que no tenía la experiencia, que llegó primero a manejar ligas menores y que alcanzó a tener más poder que la propia junta directiva.
Joseph Joseph fue el directivo que brindó todo el espaldarazo a la gestión de Lleida. Mucho se habla que Joseph será el próximo presidente manudo. De alguna forma, sabemos, que más allá de Fernando Ocampo si alguien tiene poder en la institución liguista, era Joseph… en un poder que cedió a Lleida.
El propio Joseph, sobre Lleida, recientemente había mostrado su total apoyo a su gestión, aún cuando los cuestionamientos estaban a la orden del día, por la elección, sobre todo, de técnicos, en medio de cuestionamientos por amiguismo. La labor de Joseph también se critica por el efímero paso de algunos entrenadores, por el apoyo a otros a pesar de la pérdida de títulos, por la salida de jugadores emblemáticos en medio de los dimes y diretes.
Lo que yo no me creo es que esta oportunidad de salir del club, que podría pensarse es un ascenso para Lleida (dependiendo de la óptica con que se mire) se diera de manera sorpresiva. Creo que esto se buscó, para dar una salida “por la puerta grande” al gerente deportivo, cuando la cuerda ya no se podía estirar más.
Lleida, al despedirse, en unas emotivas palabras tuvo un gesto para don Joseph: “Puedo decir que soy un afortunado de conocerlo. Espero que nuestros caminos se vuelvan a cruzar en el futuro. Liguistas, el aporte de Joseph es incalculable. Todo este proyecto, simplemente, no existiría si no fuera por él. Tengan siempre esto presente”.
Creo que de esto que cuenta Lleida no hay discusión. El dinero lo ha puesto Joseph. El poder de Lleida estuvo radicado en Joseph. Entonces, más allá de Lleida, mientras Joseph siga apoyando a la Liga, se podrá seguir viendo la inversión y solidez que en infraestructura y en fichajes ha mostrado el equipo manudo.
Por el bien de la Liga, ojalá don Joseph siga surgiendo como esa figura que invierte y se mete de lleno en un club. Pero, también, por el bien de la Liga y por el tamaño de la inversión, ojalá se pueda planificar a largo plazo, más allá de figuras, pues es la institución la que queda.
Ojalá que impere el poder colocar una figura de experiencia (en Costa Rica hay muchos) y ojalá que se pueda revisar su gestión con base en logros, más allá de amiguismos.
